Antes pensaba que, a partir de
los cuarenta, me convertiría en una mujer invisible para ti y para los demás
hombres. Una mujer de ésas que, cuando pasas junto a ella, jamás volverías la
cabeza para mirarla. Ahora, mientras tomo el desayuno, como todos los días
frente a ti, soy yo la que experimento esa sensación al mirarte.
Te dedicas a leer el periódico todas
las mañanas, mientras tu café se enfría en la taza. Día tras día. Es una
silenciosa rutina que me ha convertido en una mujer diferente. He sido yo quien
ha cambiado; la que ahora tiene éxito en el trabajo, aficiones, amigos nuevos.
Recibo todos los días invitaciones para asistir a conciertos, exposiciones de
pintura y estrenos de teatro a los que tú te niegas a acompañarme. Prefieres
quedarte en casa con las pantuflas y tu batín de raso, delante de una película
de James Bond. Así satisfaces tus sueños de tener un potente coche y una
atractiva mujer en tu cama, cada día.
Tú no te preocupas de si tengo o
no algún amante y, a mí, no me importaría que tú te vieras con alguien, incluso lo desearía.
Te doy un beso en la frente siempre antes de irme. En la frente… porque ya no
sería capaz de besarte en los labios con pasión, como cuando nos conocimos. Porque
has pasado de ser mi pareja a ser el hermano que jamás tuve. No sospechas que
necesito irme todas las tardes en busca de algo que me haga sentir más viva,
aún si cabe, de lo que ya me siento.
Ya en la calle, camino con ímpetu
hacia un lugar secreto para ti, ansiado para mí. Donde quién me recibe sólo
desea complacerme y hacerme sentir única. No necesito hablar de ti ni de
nuestra relación, puedo reír o llorar, gritar, compartir ideas, deseos y
confidencias. Puedo soñar cada tarde en lo que me plazca mientras saboreo una
bebida caliente y especiada, mientras escucho melodías que me trasportan a
otros tiempos y a otros lugares lejanos y exóticos; mientras barajo entre mis
manos, los naipes de la partida de canasta junto a mis amigas.
Jo, Amparo, otro matrimonio roto. Creo, sinceramente, que nunca me casaré. Ufff, qué futuro más tétricoooo, jajajjjaa
ResponderEliminarWisssss, que no has llegado al final, eh?????
EliminarSiiii, me ha dado mucha risa, y no sé si me da más miedo un matrimonio roto y tener un amante, que terminar mis días jugando a la canasta, jajajajaa
Eliminarla canasta, a mí, la canasta, jajaja
EliminarMe has engañado totalmente con la partida de canasta, yo esperaba un amante apasionado. Buen micro, Amparo. besos
ResponderEliminarjajaja, sí, me apetecía un final distinto!!
EliminarSí, es cierto, espeluznada me tenías, un remate estupendo para un micro muy elaborado.
ResponderEliminarGracias, Maga!!!
EliminarUau, qué buen giro final! Muy bueno, Amparo.
ResponderEliminar¡¡Gracias, Carmen!!
EliminarEsta pareja es una S.L. con intereses comunes... Me gusta mucho
ResponderEliminarQue bueno Amparo. A pesar de la rotura matrimonial, ella es muy feliz sin falta de buscarse un amante. ¡Me encanta!
ResponderEliminarGracias a las dos.
ResponderEliminarQue malas somos!!! Todas deseando un amante fogoso!! Muy bueno!!
ResponderEliminar¡Gracias, Rosa!
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