El
tiempo se quedó detenido bajo las ramas de una jacaranda. Sus verdes hojas se
mecían al ritmo de una suave brisa otoñal al mismo compás que sus pletóricas
flores moradas. El día era ceniciento. Mariana tomó asiento en un banco del
parque y dejó pasar las horas con aire
ausente olvidándose de ellas por
completo. Luego llegó la lluvia, una lluvia fina que la roció suavemente sin
calarla y ella siguió allí porque no recordaba ni su nombre. Acertó a pasar por
el lugar uno de sus vecinos, Andrés, un jubilado que frecuentaba aquel parque y
que se quedó extrañado al verla con la mirada perdida y un descuidado aspecto.
Se acercó a ella y le preguntó si le sucedía algo. Ella le miró como quien
vuelve de un largo viaje sin reconocerlo y le dirigió algunas frases sin
sentido. El hombre llamó a una ambulancia y se fue con ella al hospital más
cercano. Allí declaró que Mariana vivía sola en el mismo edificio que él, que
nunca la había visto en aquel estado, que era una mujer afable aunque solitaria
y que hacía un año que se había retirado de su trabajo de maestra en una
escuela del barrio. Les habló de una hija que la visitaba con frecuencia pero
no pudo decirles cómo localizarla. Entre tanto, Mariana apretaba su mano con
delicadeza como si lo hubiera hecho toda la vida y Andrés supo que su
existencia acababa de adquirir un nuevo sentido: ayudarle a recordar quién era
ella.
Muy bonito Lu. La pérdida de identidad al final de la vida laboral... Me parece muy interesante.
ResponderEliminarPrecioso, Lucrecia. Un tema triste que has tratado con mucha elegancia y belleza.
ResponderEliminarMe gusta como has descrito esa enfermedad. Es muy tierno y triste a la vez.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la delicadeza con la que tratas la triste enfermedad.
ResponderEliminarMuy bueno, Lu.
ResponderEliminarMe gusta esa descripción de una triste etapa de la vida, pero aderezada con mucho sentimiento.
Triste y tierno, pero muy real. Tener una mano amiga a su lado, es muy bonito y necesario. Me ha gustado mucho Lu
ResponderEliminar"El tiempo se quedó detenido bajo las ramas de una jacaranda", esta frase anima a seguir leyendo y es de gran calidad, muy bonito canto a la realidad de muchas personas y la generosidad de otras.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Lu.
Un relato con mucho sentimiento, Lu, muy bonito.
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