Regresaba apresurada del salón de
belleza. El servicio tenía la tarde libre y debía apurarse para estar dispuesta
a las ocho de la tarde y acudir al cóctel en casa de los Smith, que recién acababan
de llegar de los E.U.
Roger, su marido, pasaría a
buscarla a la salida de su trabajo. Depositaba las últimas compras realizadas
en el living, cuando un estruendo procedente de la cocina la sobresaltó. Se
dirigió rápida hacia allá y se quedó petrificada al descubrir que su
maravilloso horno aéreo de miles de dólares había iniciado un movimiento de descenso al suelo, sin consultar
a nadie y reposaba sobre él, como un buen amante roto tras una tarde de ardiente
amor. El sueño de cualquier ama de casa hecho añicos. La criada filipina tendría que dar unas cuantas explicaciones. Ella,
conmocionada, no podía demorarse.
Jajaja, continuamos con la rebelión de los electrodomésticos, Maga, pero me parece que esta es una mujer de recursos y no tendrá muchos problemas. Te sale bien la incursión por las altas esferas.
ResponderEliminarMuy divertido, Malén, lástima que tu rica prota tenga miles de dólares para comprarse otro....
ResponderEliminarUn buen retrato de una vida sencilla y llena de sorpresas...ja,ja. Me gusta.
ResponderEliminarVida sencilla????? Mer, supongo que eso ese comentario va con retintín y sarcasmo, ¿verdad? jajajaja. En el micro, Malén describe perfectamente los problemas de una rica, me encanta...
Eliminar¡Muy bueno Malén!
ResponderEliminarMuy divertido Malén. Me he imaginado ese horno aéreo dando vueltas por su cocina, jajajaja.
ResponderEliminarPobre filipina... Me ha gustado mucho.
ResponderEliminar¡Divertido y bueno Malén!
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