De filigranas en plata y amargura
tengo el cuerpo labrado. Las lágrimas que se ahogaron en la garganta de ella,
viajaron rumbo al corazón repujando pulcramente mi forma. Pasó noches en vela,
bordando una hermosa y angosta jaula con la única entidad de cobijar, todo el
tiempo que le sobraba.
Al almendro del jardín, le suplicó
que le permitiera acercarse a una rama, contemplarla, tocarla cada vez que lloraba su ausencia, le
pidió humildemente, anuencia para utilizar su elegante planta y prender en uno de
sus brazos, el tiempo inmóvil, el éxodo de Miguel huyendo del desánimo de un
país sin sentido.
El cerezo se quejó, quería ser arriero
de su tristeza, de su tiempo de espera, pero el desconsuelo de ella, eligió al
almendro y su tesón como compañero.
Luego, intervino la niebla que terminó
por oxidarme las venas; más tarde, fue la lluvia la que me acarició, asomando
su carita cristalina y posando nostalgia. Por último, el impetuoso cierzo lo
arrasó todo de cuajo, también, la caja de retener el tiempo, la misma que ella,
elaboró y colgó del almendro en un ritual de alivio.
El jardín se sintió desnudo, y
yo, a la una y cuarto, me estrellé con el mundo, perdido para siempre anegado
en lodo.
Miguel, dice que en Düsseldorf, el tiempo está siendo largo y duro. Ella,
viajará rumbo a su corazón, consumidos seis meses.
Muy bello, Mer, muy elaborado el lenguaje.
ResponderEliminarMe ha encantado, Mer. ¿Miguel? ¿No será un homenaje a Miguel Hernández? Algunas frases de tu relato en la que incluyes el almendro, me lo ha recordado.
ResponderEliminarMiguel Hernández fue mi pasión de juventud. Mi amor platónico en mis soledades de adolescente...Muy observadora y hábil lectora entre líneas Amparo. Un beso gordo.
EliminarAinsss, qué inculta soy, joooo. Me ha gustado pero no lo entendía....snif, snif, snif. Y gracias a Amparo, lo entendíiiiii. Es guay, siempre se aprenden cosas leyendo a los demás.
ResponderEliminarInculta Wiss? Pues anda que yo... A mi también me ha gustado aunque personalmente creo que jamás escribiré algo así.
ResponderEliminarMe encanta el tono poético del relato, Mercedes; además la armonía con que se lee, es una bella melodía en sí misma.
ResponderEliminarMuy bello y poético. Me gusta Mer
ResponderEliminarSimplemente es la historia de una pareja en la que él tiene que viajar a Alemania a trabajar, ella no puede acompañarle y el reloj relata la situación. El guiño a Miguel Hernández es intencionado. Gracias a todos por leer semejante carrete...ja,ja. Un beso gordo a los amigos de V.E.
ResponderEliminarMer, comparto tu pasión por Miguel Hernández, también fue mi amor de juventud, y envidio la destreza con la que has elaborado este micro, tiene gran calidad literaria, se capta desde la primera línea.
ResponderEliminarMuchas felicidades.
Un abrazo.
Un relato muy poético, con la mezcla de elementos atmosféricos para describir sentimientos. Genial, Mer.
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