sábado, 20 de octubre de 2012

Dilema de salud


Tengo que estar a las nueve en el Casino y no acierto a articular palabra. Le prometí a Pablo que le acompañaría a esa fiesta ridícula. Siempre asiste el mismo tipo de gente, aunque hoy, hoy no consigo perfilar ni una sola de sus caras, ni recordar un solo nombre completo.
Pablo dice que son sus amigos, sus colegas de profesión… Seres muy importantes y relamidos… Cada vez con más frecuencia, esos cenáculos, me excitan trances de ira que me abocan a encorsetarme el sentido común.
¿Qué voy a hacer? He gastado media tarde en un peinado imposible de acarrear sin terminar con dolor de cabeza. La ropa y los abalorios son dádiva de Pablo, como siempre me ha surtido de lo preciso para destacar en el evento. El resto, lo pongo yo: idiomas, cultura, conversación y simpatía…
¡No puedo excusarme! Soy su coach personal y esta noche además, soy una mujer con un dolor de muelas mayor del que puedo soportar.

6 comentarios:

  1. ¿Dolor de muelas? Inexperadísimo final, me ha arrancado una sonrisa y también he tocado madera porque bajo los efectos de semejante dolor, se pierden las buenas formas, la votuntad y mil cosas más.

    Buen micro.

    Un abrazo Mer.

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  2. jajja, buen e inesperado final, Mer!!

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  3. Muy bueno, la verdad es que entre el susto y el dolor de muelas...Me quedo con las muelas, ja, ja!!

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  4. jajajaja, qué bueno!!!! Dolor de muelas!! Eso sí que fastidia cualquier evento. Genial, Mer

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  5. Jajaja buenísimo Mer. Lo mejor el final.

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