“No eres un hombre de verdad, eres un mierda, un don nadie, no sabes hacer nada: inútil.” Cada vez que mamá le hablaba así a papá yo le miraba y veía cómo sus manos comenzaban a temblar; sus manos y su labio inferior; era un temblor leve pero incesante. Los hombros se le desplomaban hacia abajo como para protegerle del aluvión de insultos…, a mí me parecía que se hacía pequeño, que encogía al ritmo que la gritona voz de mamá se hacía más intensa y ofensiva.
Deseaba abrazarle y llevarle conmigo al país de mis Pin y Pon. Me parecía que allí estaría muy bien porque ellos siempre sonreían y eran muy silenciosos. Apretaba muy fuerte mis puños y mis párpados mientras lo deseaba, pero, cuando los abría él seguía allí con los hombros caídos y ese temblor que me conmovía y llenaba de dolor.
A lo largo de mi existencia me he encontrado con muchos seres de hombros hundidos y manos temblorosas, seres que parecen encogidos por el peso de sus miserias y desventuras. Cada vez que me topo con ellos pienso en mis muñecos Pin y Pon y su mundo feliz y, aprieto muy fuerte mis puños y mis párpados para que puedan instalarse allí.
¿Conoceis los muñecos Pin y Pon? Quizá no porque ya no están de moda, son muy pequeños, tiesos y sonrientes.
ResponderEliminarQué buen relato, amiga! La comparación es genial, hombres que se encogen, que no rien, que son infravalorados, .....
ResponderEliminarasí es el día a día de muchas personas. ¡Ojalá puedan irse con Pin y Pon!
Cómo no los vamos a conocer, han sido los reyes de los juguetes durante muchos años. Magnífico relato, Yolanda, tiene tu sello, casi siempre contienen una nota de pesadumbre o angustia que los hace muy verídicos. Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias chicas, me alegro que os haya gustado!
ResponderEliminarYolanda, leyendo tu relato se me han llenado los ojos de lágrimas y me ha temblado un poquito el labio inferior. Odio a las mujeres gritonas. Tu relato es muy bueno y puede servir para refugiarnos en el mundo de pin y pon cada vez que nos hagamos pequeños, aunque lo mejor es responder a los ataques.
ResponderEliminarPues yo no los conozco más que de oír la publicidad en la tele, pero tu relato me parece magnífico.
ResponderEliminarPrecioso relato Yolanda, a veces uno se hace pequeño ante las injusticias de los demás.
ResponderEliminarUn relato muy bueno. A mí los Pin y Pon no me gustaban, jugaba con barriguitas y con los clips de Famobil de mi hermano ,jajajjaja.
ResponderEliminarBonito relato, Yolanda. Has descrito muy bien lo que sentía la prota. Original idea, desear que él estuviera feliz junto a Pin y Pon.
ResponderEliminarYolanda, me ha encantado lo bien que describes el carácter de esas personas sometidas a los constantes reproches de otras. ¡Felicidades!
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