El mejor truco que el diablo inventó.

Yo no sé mucho de casi nada, pero todo lo que sé, se lo debo al cine. Leer está sobrevalorado, se aprende mucho más de la vida viendo una película.

Es curioso lo que uno recuerda, porque yo no recuerdo haber nacido, no recuerdo lo que me regalaron en mi primera navidad y no recuerdo dónde estuve en mi primer pic-nic, pero sí recuerdo la primera vez que escuché la voz más dulce de todo el mundo.

Jenny era de mi misma edad y creedme, a los cinco años se puede reconocer al amor en su forma más pura. Me tiraron al suelo y mi cuerpo se puso a sangrar, tres palabras cambiaron para siempre mi vida: “Corre, Nando, corre”.

El mundo se desintegraba y nosotros nos enamoramos.

Una vez la llevé a un teatro clandestino para ver una obra inspirada en los vampiros.

- ¿Estás seguro de que este lugar es honesto? - Me preguntó.
- Tan honesto como que el día tiene 24 horas. - Contesté.

Al finalizar la obra dijo:

- Vampiros que fingen ser humanos que fingen ser vampiros.

- Exacto.

- Si eso es cierto, por la mañana seremos historia.

- Eso no va a ocurrir porque nunca envejecerás para mí, ni te marchitarás, ni morirás, siempre te recordaré como la primera vez que nos vimos.

Dicen que el mejor truco que el diablo inventó fue convencer al mundo de que no existía y es cierto, pero hay que ser un morador del Averno para poder realizar con éxito este truco. Cuando lo intento, me siento frágil, disperso como mantequilla untada sobre demasiado pan. Pero hay algo que pasé por alto, tienes que considerar la posibilidad de que a Dios no le caes bien y va a poner todo su empeño celestial para desbaratar tus planes.

Todos nos volvemos locos alguna vez. Cuando matas a alguien no sólo le quitas todo lo que tiene, sino también lo que podría llegar a tener. Ahora puedo deciros que tomé la decisión correcta, sin embargo, no hay un día que pase sin arrepentirme de no haber tomado una opción diferente. La maté porque la quería y para conservar este amor unilateral de la forma en que siempre había existido, la única solución era esa.

No conozco a la mitad de vosotros la mitad de lo que desearía y lo que deseo es menos de la mitad de lo que la mitad merecéis. A alguien le escuché decir una vez que nunca debes decir lo que realmente piensas delante de gente que no conoces, pero con vosotros es distinto y sabiendo el riesgo que esto supone, he decidido confesaros mi horrible crimen.

Lo que posees acabara poseyéndote y eso es exactamente lo que pasó, el espíritu de Jenny habita en mi interior, lo que no consiguió en vida, lo está consiguiendo una vez muerta, me está cambiando y poco a poco me voy convenciendo de que matar no es la única solución a todos mis problemas.

Aun recuerdo cuando le dije: “Tu haces que yo sea mejor persona” y ella respondió: “Tómatelo con calma”. Y así lo hice, he cruzado océanos de tiempo para encontraros y ahora os voy a hacer una oferta que no podréis rechazar.