(Para Malén)
Siempre hay una ciudad a la que regresar, un misterio que resolver, una chica a la que besar y un pasado que ocultar. Las palabras son armas que se disparan con la precisión de un francotirador. Gabardinas y sombreros, tacones de aguja y cigarrillos, almas atormentadas y corazones llenos de cicatrices. Los atracos perfectos salen mal y el dinero termina volando por el aire, mecido por el viento. La traición se sirve con hielo picado y un poco de soda, en un vano intento de aplacar nuestra sed de mal. No hay un lugar al que poder huir ni un hueco por el que se filtre la esperanza: el destino corre más rápido que las balas. Animales que caminan por la jungla de asfalto tratan de cambiar sus vidas, cumplir un sueño, ganar la gran partida. Sin embargo, los árboles de cemento les impiden ver el azul del cielo y las cartas están marcadas. Ya nada se puede hacer cuando esas tres letras aparecen en la pantalla: fin.
Marco, has hecho un gran repaso por todo típo de géneros cinematográficos, además encadenados perfectamente, admirable tu capacidad de comprimir. Sí, esas tres letras en ocasiones llegan demasiado rápido, pero en algunas las esperamos con ganas.
ResponderEliminar¡Guau! Estoy con Dori. El recorrido tiene mucha fuerza. Me gusta.
ResponderEliminarEn efecto,las palabras son armas que se disparan con la precisión de un francotirador, pero con una ligera modificación de tu frase te digo que tus palabras aparte de ser armas que se disparan con la precisión de un francotirador son armas que te ayudan a no ser un francotirador, jajajaja. Una descripción trepidante. No es un relato. Es una minipelícula, ya que me pareció no leer sino ver. Has hecho que visualizase el relato. Perfecto. Un saludo
ResponderEliminarMuy visual, comparto todo lo dicho con anterioridad. Me encanta!!
ResponderEliminarSin palabras, enhorabuena Hermano, ha pasado toda una vida por mi cabeza, cines... esa es otra historia. PROXIMAMENTE EN ESTA SALA.
ResponderEliminarFelicidades, Marco, me encanta el relato.
ResponderEliminarJoder Marco, si me dices que son frases de películas, me lo creo. Es genial.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios. La verdad es que el texto analiza los clichés del cine negro, el engranaje que mueve los mecanismos de un género que me parece estupendo. Fernando, conscientemente no hay ninguna frase de ninguna película, aunque sí muchas referencias explícitas a varios títulos fundamentales. Malén, pensé en dedicarte el texto, ya que sé que te gusta mucho la novela negra e imaginé que, lógicamente, también el cine negro. Luego, soy muy, muy indeciso, pensé que dirías: ¿ y éste ahora dedicándome un texto, qué se ha creído? Pero, ¿sabes?, como era la idea original lo haré con carácter retroactivo, jejeje. Espero que no te importe. Reconozco que el texto está trufado de lugares comunes, pero es en esos lugares comunes donde se sufre y padece esta enfermedad llamada cinefilia... Siento si a veces resulto muy pedante, algo que ya me he acostumbrado a escuchar en mi vida en más de una ocasión, pero si en un lugar donde se habla de libros y películas no puedo hablar de libro y películas... En fin, trataré de contenerme...Saludos...Os quiero...
ResponderEliminarQuerido Marco: ( ¡Vaya!... este inicio me suena... Si, jajaja, de memorias de Adriano. Pues nada seguiré aunque no te hablaré de Hermógenes ni de Iollas). Comenzaré de nuevo, ejem.
EliminarQuerido Marco: Me gusta a forma de expresarte, tanto en los comentarios como en los textos que escribes. Son trabajados y tienen la, para mí, fantástica cualidad, de ser muchos de ellos espontáneos. Ese "preparar la tierra, sembrar y ver como va germinando lo que esperas" es algo que en ocasiones olvidamos, convirtiendo nuestros relatos en algo parecido a la pintura rápida ( hablo por mi, claro). Me gusta saber que existen artesanos de la palabra, y eres un ejemplo de ello. Eso de contenerte, pues sí, hazlo, pero con quien tan solo tenga orejas y no escuche/lea. Por mi parte aqui, desbórdate, inunda Valencia ( coño, no lo tomes literalmente que si no me matan) de referencias, palabras soñadas por otros que nos hagan vivir sus sueños. Y por todo ello te digo: gracias, amigo Marco, por regalarnos todos los dias vidas disfrazadas de palabras.
No te contengas, Marco. Suelta todo lo que sabes. Como dice Geli, nos encanta aprender.
ResponderEliminarGenial Marco, tu relato me ha encantado y si tú te declaraste algún día fan mío, ten por seguro que yo soy fan tuya. Espero que continúes siempre con nosotros y que no te vayas nunca. Necesitamos de tu "pedantería". ¡Ignorantes los que te llaman pedante! ¡Me ha salido un pareado!
ResponderEliminarGracias por la dedicatoria, no sé por qué soy merecedora de la misma, no me había dado cuenta, pero sí que es cierto que me encanta el género negro. Muchas gracias, compañero!!
ResponderEliminarHe hecho como en el periódico siempre lo leo de atrás hacia adelante, es decir por la última página y aquí lo mismo, de abajo a arriba. Me encanta que escribas clichés o lo que te dé la gana, pues faltaría más, pero...¿No existe el crimen perfecto? El atraco perfecto seguro que sí, al menos dos que hayan publicitado. me encanta la metáfora de las palabras, así que Marcos, sigue disparando que es un arma, tu arma cargada de futuro.
ResponderEliminarGenial, mil veces genial. Me ha encantado. Eres grande compañero. Un abrazo.
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