ENTREGA DE PREMIOS 2ª PARTE

Andábamos, más que motivados, hacia el restaurante. Lucrecia apremiaba a los demás. No quería llegar tarde, ya que Asun, la homenajeada, era mujer de puntualidad británica. Así es que, con cinco minutos de retraso, algo que contempla el protocolo como normal y aceptable, llegamos al restaurante de Pinedo donde Asun nos esperaba paseando y tomando el sol tranquilamente, sabedora de la grata jornada que le iba a acontecer. Al tiempo, llegaron también Geli y su acompañante, hombre discreto y agradable que, seguramente, jamás imaginó lo que se iba a encontrar, teniendo en cuenta que los demás comparecientes, aparentábamos una seriedad no ajena a nuestra edad que, sin embargo, pronto nos encargamos de desmentir gracias a los efluvios que proporciona la bebida.

Entre multitud de fotos, comentarios, felicitaciones y carcajadas la comida transcurrió en paz y alegría brindando, en todo momento, por los ausentes. Firmamos y dedicamos libros todo lo que nos permitieron nuestras nubladas mentes. Nos probamos las camisetas como si modelos de gran modisto se trataran y, cuando llegó el momento, nos pusimos serios pues Asun debía leer su discurso.

Leído y aplaudido como se debe, continuamos la sobremesa con nuestros libros ya repartidos y conocedores  del tesoro que guardaban entre sus páginas.

 Ya en casa lo abriremos  y cada noche, tranquilos, dejaremos volar sus maravillas y secretos.