Admiraban mi figura, mi candidez, la elegancia de mi porte y esa liviandad en la que siempre me veían sumida.
Desconocían que mi delgada figura se remontaba al oscuro fantasma de la
ocupación nazi, a causa de la malnutrición
que padecimos todos. Tampoco sabían de mi sueño por el ballet y mi gusto por
las cosas sencillas. Ni que bailé secretamente para la resistencia holandesa, hecho
que guardo en mi memoria como un gran tesoro. La cámara se enamoró de mí, y por
ella sí lo hice todo. Fui Sabrina, una ciega en la oscuridad, una monja, me paseé
por Roma durante unas vacaciones y hasta logró que me apasionaran los desayunos de
Tiffany’s y circular a dos por la carretera. Ella ha sido mi único y verdadero
amor.
Precioso homenaje a Audrey, Malén. Buen relato. Me gusta.
ResponderEliminarSi, buen micro!
ResponderEliminarDivina, Audrey!!! Muy bonito, Malen!!!
ResponderEliminarMuy bueno Malén. Me encanta "Dos en la carretera"...
ResponderEliminarSecretos ocultos, cosas que nadie conocerá nunca, genial Malén.
ResponderEliminarcomo bien dicen mis compañeros esta genial Malén, y es un bonito recorrido por las grandes películas de esta Diosa del cine.
ResponderEliminarPues eso, Maga, precioso.
ResponderEliminar¡Cuánta información en unas pocas líneas y qué amena su lectura!
ResponderEliminarDas un punto de vista muy diferente, todos enamorados de ella y ella enamorada de la cámara, casi podríamos decir, enamorada de si misma.
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