domingo, 16 de diciembre de 2012

Un teléfono inteligente




Mi padre me regaló un teléfono inteligente de última generación. Llevaba más de un año insistiendo pero tuve que esperar hasta mi diecinueve cumpleaños. Al fin era mío y podría sacarlo con orgullo delante de todos mis amigos. Lo que yo ignoraba es que era tan listo que me daba un bofetón cada vez que yo decía alguna tontería. He tenido que esconderlo bajo llave en un cajón de mi armario. Ya no quiero saber nada de estos horribles aparatos. Ahora procuro quedar con mis amigos cuando me despido de ellos en lugar del acostumbrado “luego te llamo”. 

5 comentarios:

  1. Jajja, pues no te extrañe que en un futuro....
    Original historia, prima.

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  2. Lu, es muy interesante esa idea, me gusta; se me ha hecho muy corta, jeje.

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  3. Cuánta ironía en tu texto, Lu. Me gusta mucho. Un abrazo.

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  4. Si te parece Lu, se lo enviamos a algunos políticos y a ver como amanecen al los días... Me ha gustado mucho.

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  5. Ojalá todos los teléfonos fuesen así de inteligentes.

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