Me
dijo que era escritor, que no me decía su nombre verdadero porque era muy
conocido, que nunca lo hacía en la primera cita. Estuvo toda la tarde hablando
de sí mismo mientras yo lo miraba analizando cada palabra y cada frase; cada
gesto y cada rictus de su boca. Sus manos eran delicadas y sus dedos largos. Si
me hubiera dicho que era pianista le hubiera creído. Pero acostumbro a ser
cauta y poco antes de la despedida le pedí que escribiera algo para mí. El de
la cita anterior me dijo que era ingeniero de robótica y luego descubrí que
vendía aspiradoras a domicilio.
Lu, me ha gustado mucho. Un buen relato y el final, estupendo.
ResponderEliminarGracias, Rafa, me alegro de que te guste.
EliminarYa ves Lu, no te puedes fiar de nadie... Mira que es guapo este chico de la foto y además el aspecto lo tiene de escritor... Habrá que darle una oportunidad.
ResponderEliminarSe la daremos, Mer, se la daremos en otro relato: La desconfiada y el escritor.
EliminarJa, ja, ja!! Muy bueno. Si ponéis en google images su nombre, Fabián Pérez, lo veréis o mejor dicho los veréis. Es el pintor.
ResponderEliminarGracias, Maga.
Eliminarjajajajajaja. Y es que ya no estamos para perder tiempo. Demuestrame lo que me dices ya, jajaja. Me ha gustado mucho el tema y la forma en que está escrito el micro.
ResponderEliminarGracias, José Luis, me encanta hacerte reír.
EliminarMuy bueno, prima, de principio a fin.
ResponderEliminarGracias, guapa.
EliminarJuas, seguro que este no es escritor, ainsss, Lu, entre los 4oo y pico cafés que te echaste para conseguir una cita decente y este, no sé yo, jajajjjaa. Muy buenos.
ResponderEliminar