Foto de Vladimir Zotov
Eran inocentes y la naturaleza les
brindaba su más preciado regalo. Ya no habrían de esperar a que se hiciera de noche y
aguardar a la mañana siguiente para ver los obsequios, que confiaban traerían los Magos.
Tenían la magia a su alcance todo el día. Serían ellos mismos y su imaginación bajo
un cielo grande y blanco que se abría y les ofrecía -sin preguntar qué tal se
habían portado durante el año- estrellas y vaporosos cristales blancos. Un universo cargado de sonrisas, juegos e ilusiones que constituiría el mejor regalo para cuando el mundo se hiciera adulto y se evaporara la magia.
Hay algo en el texto muy enrevesado, difícil, no me gusta, así que a ver si me ayudáis. No me sale.
ResponderEliminarA mi me gusta... En todo caso...Qué tal sí:
ResponderEliminar"Ya no habrían de esperar a que se hiciera de noche y aguardar a la mañana siguiente, para ver los obsequios que -confiaban- traerían los Magos".
Tampoco estoy muy segura de la coma, pero parece que se necesita una pausa para respirar.
Un beso, Maga...
Muááá!!
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