martes, 11 de diciembre de 2012

Obsolescencia



Le sirvió el wisky y se sentó junto a él. Le encantaba contemplarlo embelesada mientras elaboraba sus  rápidos bocetos sobre cualquier papel que encontrara. Mientras, le iba explicando muy concentrado, sus ideas sobre ellos. Todo le parecía bien, aunque no entendiera demasiado. Al fin y al cabo, él era el artista reconocido. ¿Qué sabía ella de luces, tonos y contrastes; pigmentos y acrílicos? Era la estrella invitada y lo adoraba. Participaba desde el principio en el proceso creativo de su compañero como una musa llegada desde cualquier pliegue de su brillante cerebro. Sabía que eso tenía un precio: sumisión total y absoluta a su voluntad, aunque no le importaba. Seguiría siendo la inspiración de su obra, mientras la fascinación  que él sentía por sus curvas durara.

5 comentarios:

  1. Me siento identificada,-un poco- con la protagonista. A veces, esa fascinación que ejercen ciertos hombres seductores sobre las mujeres, hacen que, inconscientemente, nos veamos bajo su yugo. Buen micro, Malén.

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  2. Muy bueno, Maga, aunque a mí no me gustaría estar en el papel de tu protagonista.

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  3. Malén, me gusta mucho, refleja la sumisión de aquellas personas (no necesariamente mujeres) subyugadas a otras por sus encantos o capacidades.

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  4. La química entre personas es así, irracional e incompresible... Un abrazo.

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  5. Es duro, porque esas historias son reales, cuando ella envejezca, él, tirano y déspota, la dejará y buscará otra musa joven que lo inspire. Crudo, Malén, pero me gusta

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