Gracias.
Imagen bajo licencia "CC. By Nc Sa" cortesía de Jordi Puig
Noelia se acercaba sin mirar atrás. Tenía la sensación de tener a toda la estación de trenes mirándola y señalándola mientras pensaban "¡culpable!".
Gonzalo iba tras ella acelerado mientras no dejaba de pedirle que se parara un segundo.
–¿Para qué Gonzalo? –Dijo girándose–. Estoy segura que acabaremos en el mismo bucle de siempre.
–Intentémoslo por favor.
–¿Intentar? Los intentos se acabaron, es hora de actuar, ¿no lo ves?
Gonzalo miró al cielo, que parecía querer acompañar la situación y se nubló de manera fugaz.
–Noelia... –el silencio estacionó en sus labios en doble fila, con prisa–. Yo...
Ella giró su cabeza en el preciso instante en que el viento, atraído por la entrada a la estación del tren, meció su cabello acariciándolo suavemente. Cuando volvió a mirarlo, parte de su pelo reposaba en su boca entreabierta, que no era otra cosa que el primer aviso de su impotencia.
Las puertas del tren sisearon con fuerza en su apertura.
–¿Tú qué Gonzalo? ¿Tú qué? –Gritó Noelia. Las personas de alrededor miraron extrañadas, soliviantadas, casi moribundas. Las primeras gotas no tardaron en aparecer, como atraídas por su desesperación y el timbre de aquella última frase. No fue en la estación en el único lugar en el que comenzó a llover. Gonzalo se precipitó sobre ella quitándose su chaqueta y usándola a modo de paraguas, ella se apartó bruscamente.
–¡No Gonzalo! No necesito que me cubras de la lluvia, no es ella la que me hace daño –expuso mientras agarraba su maleta.
Él la miraba. La escudriñaba. Se acordó de su pasado y le removió ese orgullo masculino, la mayoría de veces, tan estúpido e inservible. Conocerla en un prostíbulo no fue malo, el error fue enamorarse de ella, y desde ese mismo instante, saber que el corazón jamás le ganaría la partida a su mente.
El tren dio el segundo y último aviso. Noelia lo miraba fijamente a una pequeña distancia, empapada. Sus ojos vidriosos pestañeaban con urgencia para poder verlo bien, a sabiendas que, con total seguridad, sería la última vez que lo vería.
Dio su primer paso hacia el tren y Gonzalo pareció reaccionar con un leve movimiento. Ella, al ser consciente, se detuvo levemente y ambos quedaron suspendidos bajo el manto cristalino del agua de diciembre. Él le acarició la mano y ella solo retiró la suya segundos después, necesitaba sentirlo a pesar de todo. Se movió de nuevo y él pareció dejarla marchar, no se movía. Noelia sintió por primera vez como el corazón podía pesar tanto. Adaptó su siguiente paso al primer escalón y tiró de su maleta. Él se arrodilló y comenzó a llorar, con la curiosidad de que no luchaba contra nadie ni nada, solo contra él mismo. Ella terminó de subir al tren, se giró y le lanzó una nota que él se apresuró a tapar para que no se mojara.
El tren se marchó tan rápido como vino y Noelia lo veía a través del cristal castigado y acosado por pequeñas gotas que zigzagueaban como pequeñas arañas.
" Los sentimientos y los actos son importantes... Las palabras también "
La lluvia lo cubrió completamente, deshaciendo la nota entre sus dedos.
Las palabras se diluyeron, triste historia donde los prejuicios pesan más de lo debido. Me resulta curioso que coloques tantos fragmentos descriptivos que ralentizan la acción, me resultan más comprensibles en el ritmo de la novela que en un relato corto. Pero es mi humilde opinión, además yo leo a saltos. Un saludo.
ResponderEliminarMalén, tu opinión nunca es humilde mujer y seguramente lleves razón y quizás ese sea mi problema, que soy demasiado descriptivo. Muchas gracias.
EliminarDavid, la verdad que tiene más sentido como lo dices, pero soy un poco raro a la hora de escribir creo yo, pero me la apunto desde luego, al mundo se viene a aprender ;) Gracias de nuevo.
Hola Pumu, Esta frase es excelente "Conocerla en un prostíbulo no fue malo, el error fue enamorarse de ella." . Me da pena que esté tan escondida en el relato. Creo que debería comenzarlo, y que marque la intensidad narrativa de lo que vendrá después. No es un relato de sorpresas si no de sentimientos. Iniciado así nos clavaría en la silla desde el principio.
ResponderEliminarUn abrazo
Por cierto David, veo que no miras mucho google+ así que ponte en contacto conmigo cuando puedas.
EliminarGlupps! Me has pillado. A duras penas me defiendo con el blog. Es verdad que no lo uso. Acabo de añadirte a eso de Mis círculos...sea lo que sea. Por cierto he visto tu página ¡Eres un artista! Bueno estamos en contacto. Un abrazo
EliminarSería un placer que colaboraras en mi blog con un relato corto. Evidentemente iría bajo tu nombre y con un link a cualquier sitio que quieras. Piénsalo y me contestas ;)
EliminarGracias David.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe ha gustado, Pumu. Reflejas muy bien la complejidad de las relaciones de pareja, donde tanto lo dicho como lo dejado de decir pueden ocasionar graves enfrentamientos.
ResponderEliminarMuchas gracias Rafa. Las cosas que se dan por hechas y entendidas nos juegan a veces muy malas pasadas. Necesitamos oír muchas más cosas de las que creemos.
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