LA NOCHE... SOPHIE.

Antes de nada, es obligado decir que este micro pertenece a la presentación de Sophie, uno de los personajes protagonistas de "La noche", relato largo interactivo que estoy escribiendo y para el que, por supuesto, mando una invitación a todo el que quiera colaborar

¿las instrucciones de como hacerlo? Solo tienen que preguntar.

Muchas gracias.

La cremallera de la maleta avanzaba como una mecha que iba llegando a su fin a trompicones. Decidida a intentar no llorar, recogió las últimas pertenencias y echó un vistazo rápido alrededor, como acto obligado para así recordar algunos momentos vividos en aquel apartamento que no necesitaba sentir, pero le serían vitales para no dejar parte de su alma arrinconada tras la estantería muriendo entre sollozos y arrepentimiento...

Tal día como ese, hace cuatro años, llegó a España de la mano del amor. Abandonó Francia, lo hizo muy ilusionada y con mucha suerte. Encontró trabajo como médico en un hospital cercano a su nueva residencia. A los 4 meses se quedó embarazada y para cuando quiso darse cuenta, estaba de baja maternal cuidando de Blanca las 24 horas del día, motivo por el cual abandonó temporalmente su profesión durante dos años en los que estuvo inmersa en los cuidados de su hija.

Una mañana de octubre, todo cambió para siempre.

... Antes de llegar a la puerta se detuvo en seco, se agachó y palpó un bolsillo de su maleta, al no quedar convencida, decidió abrirlo e introducir su mano para asegurarse. Allí estaba, frío como siempre, del tamaño perfecto, ligero y volátil como su corazón en esos momentos, que al sentir aquel tacto se escondió detrás del fracaso y la decepción, decidiendo que daría la cara cuando pasara la tormenta, esa que no tenía fecha de caducidad.

Permaneció ensimismada varios minutos. Fue consciente que perdería el autobús, pero ¿a quien le importaba eso ahora? Se sorprendió apretando desmesuradamente el asa de su maleta y sus mejillas delataban su culpabilidad al romper la promesa de que no lloraría, pero ella se lo merecía, así lo pensó, y dando media vuelta de nuevo, cruzó el umbral de la puerta despidiéndose hasta nunca de un lugar que siempre fue un hasta pronto para ella.