No sabía qué hacer para recuperarlo, lo había intentado todo. Se iba -o
peor aún- ya se había ido. Se sentía solo, viejo, gastado… Tantos años
juntos y, en un abrir y cerrar de ojos, la relación había terminado y ahora él se hallaba mortalmente perdido. Sentía una honda culpabilidad por haber pensado que la vida compartida
era para siempre y no haberla mimado más. El día que le dijo que se marchaba y que no había vuelta atrás, la vida en soledad se le echó encima como una losa de enterramiento.
Muy bien escogido el vocabulario para expresar las sensaciones del protagonista. Muy bueno, Malén!
ResponderEliminarMuy bueno Malén. Aunque no me acaba de sonar muy bien lo de "una losa de enterramiento". ¿Qué tal "la losa de una tumba"?
ResponderEliminarMuy bien, Rafa, pensaba en las grandes piedras prehistóricas de los talaióticos o de los mayas, pero es cierto que no suena muy bien, Gracias,
EliminarBien, Maga. No pares.
ResponderEliminarTriste lamento por la pérdida."No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos", creo que es la verdad más grande que existe. Saludos
ResponderEliminarMuy cierta la metáfora, la soledad en momentos así se percibe como una losa, el cuerpo pesa como se refleja en la pintura y tan bien has transmitido en tu micro. Un saludo.
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