Mi habitación, toma un aire de
serenidad como cada primer sábado de mes, desde hace un año. ¡Su presencia se
hace palpable en un día como hoy! El vestido con el olor peculiar a naftalina
descansa encima de la cama y los zapatos se encuentra en su vieja caja. El
disco de vinilo, hace sonar el vals favorito de los abuelos en el tocadiscos
que heredé de la abuela. Poco a poco, como en un ritual cojo el vestido y
pasándolo por la cabeza lo dejo caer por mi cuerpo. Me acicalo igual que en la
foto; su imagen quedó plasmada desde hace ya tanto tiempo... Me miro al espejo,
¡no me falta detalle!. Me dirijo hacía el garaje con calma compasada y la
certeza de que allí me espera el abuelo; vestido con una camisa blanca, un
traje gastado por el tiempo y que ya le queda grande, y un sombrero obsoleto.
Cuando me ve, su cara es todo un poema. Abre la puerta del copiloto de su
primer coche, lo guarda como una reliquia en recuerdo a ella. Con gesto de
galán me ofrece su mano y me invita a subir. Sin darme cuenta ya se encuentra
sentado a mi lado y gira la llave del contacto, ruge el motor como en sus
mejores tiempos. ¡Sus ojos cobran vida! Seguramente como aquella noche y ese
brillo me hace prever que su mente se encuentra en el famoso salón, donde hace
cincuenta años bailó por última vez el vals con la abuela. Ese vals que los
unió por primera vez y como cualquier pareja de enamorados lo hicieron suyo,
pero..., un fuego fortuito los separó drásticamente aquella noche. El abuelo
coloca las fotos en el salpicadero; la que tiene con la abuela y la que nos
hicimos el mes pasado y lo cierto, es que la única diferencia es ver como el
abuelo se fue mermando con el paso de los años.
- Con estos caprichos, has hecho
muy feliz a este viejo. ¡Gracias cariño! -Sus últimas palabras las dijo en un tono inaudible; sus ojos se cierran y una sonrisa aparece en la comisura de sus labios.
Un relato entrañable, Fina. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias Rafa.
EliminarUna historia preciosa, Fina.
ResponderEliminarComo no te molesta que te corrija (a mí tampoco)
te diría que te sobra un "cada" en:
"...como cada primer sábado de cada mes,"
Poniendo: "...cada primer sábado de mes," ya queda claro.
"Su vestido con el olor..." creo que: "El vestido con el..." para no repetir "su".
"...con calma acompasada con la certeza..." cambiaría por: "...con calma acompasada y la certeza..." para no repetir "con".
Continúa escribiendo. Siempre te dije que tienes unas historias muy bonitas en tu mente y, tal vez, necesitas "pulirlas" un poco más antes de publicarlas.
Un abrazote!!!
Amparo, ya sabes que no me molesta que me corrijan al contrario, es la manera de aprender y yo soy una alumna un poco torpe. Muy agradecida como siempre por tus enseñanzas.
EliminarNo eres nada torpe Fina. Eres un sooool!!!!
EliminarMuy tierno, una etapa de la vida delicada que hay que cuidar con cariño, se nota el mimo con que lo has escrito. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Asun
EliminarPuro sentimiento. Me encantó. Si me permites una sugerencia elimina las dos primeras líneas, creo que despistan un poco. Creo que el relato empezaría con mayor contudencia a partir de "Su vestido, con aroma a naftalina, reposa sobre mi cama" Creo que así fijas a la protagonista y a la ausente. Directa al objetivo. Un placer haber leído tu texto. Un abrazo
ResponderEliminarDavid, si borro las dos primeras líneas no doy a entender que la protagonista se lleva vistiendo como su abuela desde hace un año para darle gusto al abuelo. Creo que es parte de la historia, pero te agradezco tu sugerencia. Un abrazo
Eliminar¡Glupss! tres "creo" en mi comentario no me lo tomes en cuenta. Un abrazo
ResponderEliminarJejeje ¿Cual es el comentario que no debo tomar en cuenta éste o el anterior?
EliminarFina, que forma más hermosa de complacer y demostrar todo el cariño hacia el abuelo. Me gusto mucho. Un saludo....
ResponderEliminarUn inciso: acabo de leer el relato de Rafa y creo que me quedo (sin lugar a dudas) con esta forma de envejecer y de morir.
Gracias recaredo. Cuando se quiere a alguien se hace todo lo posible por hacerla feliz.
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