Que impotencia la vuelta atrás, regresar, desperdiciar el
camino, anegado por hologramas de indescifrables significados, que emergen empecinados
en el barro de las arenas movedizas donde se hunden los sueños. La dicha queda
lejana, se mostró plena, magnánimamente se colaba por rincones, inundando los
resquicios, adhiriéndose a los átomos: neutrones y neutrinos le cedían el mejor
sitio. Pero retorna, incomprensiblemente, su malsano alimento, la rabia
acompañada de saña, revestida con venganza, la ira que todo lo arrasa, la ira
niña mimada, la ira, iracundamente mecida, sobrevuela la manada, cebándose en
los más mansos, cuando ha sido transportada por los temperamentales que no
dudan en expulsarla si no pueden transformarla.
Es un texto "muy tuyo". Impactante, te agarra el pecho y te hace reflexionar. Tienes alma escribiendo Asun. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias David, eres un compañero excepcional. Me siento cómoda escribiendo de esta forma, aunque a veces sea un poco denso, sólo espero que no resulte asfixiante y si, como dices, hace reflexionar, en el fondo, pienso que es lo que intento. Un abrazo.
ResponderEliminarAsun, me ha parecido un texto profundamente filosófico, bordado con palabras preciosas y metáforas doradas. Felicidades y un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Rafa, eres estupendo. Muchos abrazos.
EliminarOpino como Rafa Sastre, texto que salvando las distancias, podría corresponder a una alegoría de la ira de los antiguos manuscritos medievales.
ResponderEliminarMuchas gracias Malén, ... la Edad Media fascinante y misteriosa... Abrazos¡¡
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