Es tan amargo este trago de saliva que recorre mi garganta, primo
hermano de la bilis que viaja libremente por mi organismo que, en cualquier
momento, morirá envenenado por mi cobardía…
Tenía que haber imaginado que mi vida acabaría en la más
triste de las soledades, la soledad absoluta… A Rosa, la abandoné sin compasión
a orillas de una feroz enfermedad, lejos de mi lado, nunca más volví a verla
con vida.
Mis hijos me aborrecen como se detesta a un extraño que
hiere… Mi hijo nada entre la ruina económica y los zarpazos de un matrimonio asfixiado.
Mi hija, lleva años sin acercar su mejilla a la mía. Me mira
con ojos distantes y calla.
Hoy he decidido irme, cobijarme entre las sombras y tomar un
tren a ninguna parte, cabizbajo, viejo, arrepentido y con el orgullo intacto.
Muy bueno, Mer. Felicidades y besos.
ResponderEliminarAmargo ese tren nocturno. Muy bueno, Mer. Me ha gustado.
ResponderEliminarLa no solución: huir para no enfrentarse a los problemas. Otra forma de ver las cosas. Me gusta, Mer.
ResponderEliminarTremendo, pobre tipo!! Muy penoso, demasiada culpa le has hecho cargar al prota!! Me ha llegado hondo!!
ResponderEliminarFantástico.
ResponderEliminarUn personaje muy atormentado, Mer, da de sí mucho, literariamente. Me ha gustado, amiga.
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