La cita era a las nueve. Joe mandaría su cadillac a recogerme, pero al
hombre que me esperaba para entregarme sana y salva, no lo conocía. Los tacones
se desnivelaban sobre el firme del maldito taller donde me tenían que recoger y los flecos de mi faldilla iban de lado a lado en un incesante bamboleo. Ya estaba harta de ser
la chica mona de Joe, y mucho más que harta de subterfugios y citas de seguridad. Se tenía que acabar. Así que mascando mi strawberry kiss, le eché una larga caída de
ojos cuando me acerqué y pensé: con gusto le quitaría el polvo a este tesoro, aunque en realidad le dije: yo no
tengo prisa...
Estupendo, Malén. Corto y al grano.
ResponderEliminarJa, ja, ja, contundente, en ocasiones es necesario ir directamente al grano!!
EliminarMuy bueno, Maga.
ResponderEliminarMuy bueno,veo el bamboleo y oigo el taconeo...Una que sabe lo que quiere,jeje.Muy divertido.Besos
ResponderEliminarMuy bueno, Malén, me ha encantado.
ResponderEliminarMe ha gustado el bamboleo de la falda y la caída de ojos, muy logrado Magda.
ResponderEliminarAbrazos.