jueves, 10 de enero de 2013

Familias

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Mi hermana y yo, fuimos a casa de María a recoger sus cosas.
Éramos sus únicas parientes.
Abrir la puerta y su ausencia  me provocaron un nudo en la garganta. Aquel lugar, tan conocido por mi y rebosante de vida, ahora me resultaba especialmente doloroso.
Al principio nos costó. Íbamos en silencio sin apenas atrevernos a tocar  nada. 
Todos los objetos tenían su impronta y era  un sacrilegio deshacer aquello.

Nos sentamos en un sofá y  abrimos una caja de cartón. Estaba llena de fotografías, y entre todas ellas, una muy especial. Una señora se probaba un zapato, ante la mirada atenta de un dependiente. Siendo niñas, Maria nos contó, que era una fotografía de su madre. Un reportero de modas la había hecho en una tienda famosa de Madrid. Además, su madre que era de muy buena familia, disponía de chófer, servicio y modista.
Nos sentábamos a escuchar y no dábamos crédito al lujo que ella nos narraba. De vez en cuando, nos contaba cosas increíbles  de aquel tiempo.

Un día, a raíz de su enfermedad y por casualidad, descubrimos que María había nacido  poco antes de la guerra, en un convento de un pueblo muy pequeño. Nunca supo nada de sus padres. Y  desde muy jovencita, mis abuelos  la tenían en su casa, ayudando con todo. Lo mismo de niñera como de cocinera. Lavandera o zurcidora.
Había vivido aferrada a aquella fotografía y con todo su recuerdo decidimos conservarla. 

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, Asun. Sigue escribiendo.

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  2. Muy nostálgico, sigue, sigue...

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  3. Las fotografías...¡Qué recuerdos! Me alegra tu vuelta al blog... Espero que continúes escribiendo.

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  4. ahora sólo escribo bajo presión....Luuuu
    Un abrazo a todas.Cuando pienso en vosotras me imagino a las 3 hadas madrinas Disney de Cenicienta.Os acordais?
    Un abrazo

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