Hace días que ensayo un guiño de ojos seductor y
no consigo el efecto deseado. Me juego mucho, me lo juego todo. Cuando lo vi
entrar en la oficina con cara de no haber roto un plato en su vida y con esa
timidez casi enfermiza, me dije “este es el hombre de mi vida”, esta vez no
puedo equivocarme, llevo muchos años esperándolo. Las señales son inequívocas:
la mirada perdida, la tartamudez, el traje gris con camisa gris y corbata gris.
Su manera de trabajar concentrado en su mesa como si temiera molestar a
alguien. Es él, sin duda es él, pero ¿cómo voy a seducirlo? No tengo ninguna
práctica. No sé qué decirle. He pensado seguirle a la máquina del café y
ofrecerle una porción de mi bizcocho irresistible al tiempo que le guiño un ojo pero y ¿si me pongo a bizquear y no me salen las
palabras?
Genial, maestra.
ResponderEliminarTal para cual, sin duda. Me la imagino muy seductora...JA,ja,muy bueno!!
ResponderEliminarQué divertido!! Si le haces ese guiño...no sé....
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