Cuando
bajé a la zona de parking del Pawn Shop y vi su imponente figura apoyada en un
majestuoso coche, supe que no me quedaba mucho tiempo. Me encomendé a Dios y al
diablo y vi mi vida pasar en un segundo, al
tiempo que mi mano se manchaba de la sangre que fluía a borbotones de mi
corazón atravesado por su maldita bala. Pero aún tuve tiempo de hacer un último
disparo.
Un "micro negro"... ¡Muy bien, prima!
ResponderEliminarMuy bien ambientado. Tremendamente visual. Un beso.
ResponderEliminarMuy bueno, en un breve instante se cruzan dos balas!!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Lu.
ResponderEliminarCaray..., sin habla que me he quedao. Muy bueno y además breve.
ResponderEliminar;) Un abrazo.
Muy bueno y muy duro a la vez. Un micro muy intenso.
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