Callada, descuidadamente ataviada y
con el cadencioso ritmo de una vieja balada de Leonard Cohen, la mujer madura
deambula por el barrio de bar en bar. Dicen que bebe para olvidar a su marido, el
cual la abandonó por oscuras razones. Cuando la observo, sus afligidos ojos me
revelan que el cabrón era un insolvente sentimental, que la dejó porque no toleraba
que ella le amase tanto. Hay individuos que aborrecen las deudas intangibles,
que son por cierto las deudas más cardinales y ese sujeto, al que no conozco
pero me gustaría partir la cara, debía sufrir un déficit irreparable.
Cada
vez que me cruzo con esa mujer, y sostengo lo de cada vez, me entran unos
instintivos deseos de abrazarla entrañablemente e intentar transmitirle que hay
cariño más allá de las rupturas, que existe vida después del desamor y que algún
día, porque lo necesita y porque se lo merece, encontrará un compañero que le
dirá, como hace cantando Leonard Cohen, “I’m
your man”.
Me encanta, Rafa, ojalá este personaje encuentre a su hombre en otro cuento.
ResponderEliminarAplaudo los sentimientos de tu protagonista, ¡ojalá abundaran más! Desgraciadamente, creo que son más numerosos los "insolventes sentimentales". Excelente micro mecido por los acordes de Leonard Cohen, uno de mis favoritos, por cierto.
ResponderEliminarMuy bueno, Rafa, sobre todo por el mensaje positivista que transmite. Me gusta la intensidad de sentimientos que demuestra el personaje.
ResponderEliminarLo que se dice 'un buen hombre'. Genial.
ResponderEliminar