jueves, 17 de octubre de 2013

CONFESIONES NOCTURNAS



Imagen bajo licencia "CC. By Nc Sa" cortesía de Sean Welton





–Buenas noches queridos radioyentes, ya estamos de vuelta tras la pequeña pausa que nos ha permitido respirar un poco tras las impresionantes confesiones que llevamos en lo que va de programa. Sin más dilación, vamos a darle paso a la siguiente llamada –cayó un segundo para dar espacio–. ¡Buenas noches!

Silencio.

–Bueno, parece que se ha cortado la conexión, pero ya tenemos otra a la espera –hizo otra pausa–. ¡Buenas noches!
–Buenas noches –alguien contestó.
–Hola, estás en antena y esto es confesiones nocturnas, ¿como te llamas?
–Mi nombre es Raúl.
–Bienvenido Raúl, ¿cual es tu confesión?
–Estoy enamorado de una mujer casada. Llevaba tiempo pensando en actuar y hacer algo por remediar esta desesperación y al fin me he decidido.
–Cuéntanos un poco Raúl.
–Pues la conocí hace dos meses más o menos. Me enamoré nada más verla. És todo lo que yo he buscado en una mujer durante toda mi vida. Tiempo después supe que estaba casada y tenía una hija, preciosa por cierto, entonces decidí dejar de pensar en ella y no castigarme demasiado, pero claro, estas cosas no se controlan y no me la podía quitar de la cabeza, así que intenté establecer algo más de relación con ella y poco a poco cogimos algo de confianza, la suficiente como para cenar después del trabajo un par de veces y tomarnos una copa alguna que otra vez. Cuando pasó un mes aproximadamente, le dije que me gustaba, que me sentía atraído por ella, pero me rechazó. Días después volvimos a coincidir a la hora de almorzar y se mostró normal conmigo, lo que me hizo pensar que en realidad algo de interés tenía, así que, harto de esperar a que pasara algo, he decidido actuar, como ya te he dicho.
–Vaya, por lo que veo estás muy enamorado.
–No puedo vivir sin ella, es así de simple.
–¿Y qué has decidido hacer?
–Fui a su casa y le dije lo que sentía. Ella me dijo que nos conocíamos de hace muy poco y que me tenía mucho cariño y tal, ya sabes, lo que te dicen para rechazarte con educación por segunda vez.
–Si, me imagino. Al menos lo hizo con educación ¿no?
–Si. Pero yo no suelo aceptar un no como respuesta, y menos cuando se trata de ella.
–Pero –el locutor alargó la "o" dudando un poco–. Tienes que respetar los sentimientos de los demás, y ella te ha dejado claro que no quiere tener una relación. Además, está casada y tiene una hija si no recuerdo mal.
–Si, está casada y tiene una hija, pero yo la quiero, y si ella supiera lo que su marido ha hecho.
–¿Su marido? ¿conoces a su marido?
–Él a mi no, pero yo a él si, y muy bien. Decidí espiarlo un poco a ver que averiguaba y ha sido una gratificante sorpresa.
–¿A qué te refieres con gratificante sorpresa?
–He descubierto muchos trapos sucios y pienso utilizarlos en su contra.

El locutor levantó la cabeza y miró hacia el control de sonido, haciéndole un gesto al técnico de que iban a ir concluyendo.

–Bueno Raúl, supongo que te deseo suerte en tu andadura aunque no me parezca una decisión de lo más acertada pero en fin, cada uno es libre de hacer lo que quiera. Te agradecemos tu colaboración esta noche.
–No me cuelgues Javier –sonó la voz de Raúl algo subida de tono.

El locutor se quedó helado. Jamás se había dado su nombre real en antena. Nadie lo sabía si no era amigo suyo y jamás se les ocurriría llamar a su programa para decirlo. En la radio, su nombre era Juan.

–Lo siento Raúl, mi nombre es Juan, no Javier.
–¿En serio?
–Si, en serio. De todas formas...
–Tu mujer me asegura que es Javier –Interrumpió Raúl–. Y demuestra que es una chica muy leal y honesta, porque yo lo sabía de antes, solo la he puesto a prueba.

Javier sintió vértigo de repente.

–¿Mi mujer? ¿Qué coño estás diciendo? –Escupió.

Javier comenzó a perder las formas. El técnico de sonido le hizo gestos para que se tranquilizara. 

–No te pongas nervioso Javi, ambos sabemos lo que tienes que hacer –expuso Raúl.

El técnico le hacia gestos para cortar la llamada, a los que Javier respondía enérgicamente de manera negativa, quería que aquel sujeto siguiera en antena. 

–Creo que no te entiendo Raúl, no sé si esto es un tipo de broma pesada o algo parecido pero creo que ha perdido la gracia hace un rato.

Lo felicitaron desde control con un pulgar hacia arriba, indicándole que ese era el camino. El programa era uno de los más escuchados.

–¿Papa? –Entró en antena la voz de una niña.
" Buena chica " –se escuchó de fondo.

Javier se mareó. Miraba a control con el miedo colgando de su rostro. El técnico se quedó perplejo.

–¿Estás asustado Javi? –preguntó Raúl.
–Voy a llamar a la policía, te aviso –dijo sin pensar.
–No lo harás, a menos que quieras que encuentren dos cadáveres junto al teléfono.
–¿Quien coño eres y qué quieres? –Javier estaba entrando en pánico.
–Es muy sencillo. Empecemos de nuevo –sugirió Raúl–. Bienvenido Javier ¿cual es tu confesión?
–¿Qué? –Javier estaba desesperado.
–¡Vamos Javi! Si lo has hecho un montón de veces, es sencillo, tú puedes hacerlo. ¿Te doy una pista?

Por un momento, el locutor se echó hacia un lado haciendo el amago de vomitar en la papelera.

–Quizás mi voz no te resulte demasiado convincente –dijo Raúl.
Un pequeño rasgueo indicaba que el teléfono cambiaba de mano.
–Javi cariño –lo llamó la voz de una mujer.
–¡Alicia!, ¿estás bien? ¿Y la niña?
–Si si, estamos bien.
" Pregúntaselo tú a ver si cambia de opinión " –Volvió a sonar de fondo Raúl.
–No sé qué es lo que quiere que digas cariño, pero si no lo haces...
–Si no lo haces –volvió a sonar Raúl tras arrebatarle el teléfono a Alicia–. No las volverás a ver con vida.

El técnico de sonido hizo el gesto inequívoco a Javier. Había llegado el momento de decir lo que fuera, la situación era crítica.

–¡Está bien! –Dijo casi gritando Javier–. Está bien –repitió más calmado–. Alicia cariño –titubeo para continuar–. Tengo una aventura con tu hermana.
–¿Ya está Javi? –Raúl parecía tener la voz algo más debilitada.

Se escuchaba el llanto de Alicia de fondo y podía notarse como Raúl se había quitado el teléfono de la oreja para que el locutor pudiera oír el llanto. Después de unos segundos, Raúl retomó la conversación.

–Sigue hijo de puta, aún hay más.

Javier, que comenzó a llorar ligeramente, continuó con respiración entrecortada.

–Llevo teniendo esta aventura desde hace 4 años, lo que implica que...
–¡Eres un hijo de puta! ¿Cómo has podido hacernos esto? –Gritaba desconsolada Alicia–. ¿Es que no te queda corazón maldito miserable? –Alicia lloraba.

Javier se derrumbó mientras pronunciaba las siguientes palabras.

–Lo cual implica que Gerardo, el hijo de tu hermana, también es mío. –Javier estaba entrando en pánico. El técnico de sonido abandonó el control y entró en la sala del locutor para asistirlo en la respiración. Estaba sufriendo un ataque de ansiedad.

–Eso era todo lo que quería escuchar Javier –dijo Raúl–. Solo lo quería escuchar de tu boca, que se lo dijeras a tu mujer, que lo supiera tu hija, que lo supiera todo el mundo. Tienes una mujer que no te la merecerías ni en siete vidas que vivieras. Yo estoy enamorado de ella, y si, la conozco desde hace dos meses solo, pero lo estoy como nunca lo he estado de nadie, y no te preocupes, todo lo que te he contado es mentira, ella jamás ha quedado conmigo, la conocí desayunando en un bar, coincidíamos casi todos los días, y ese ratito de la mañana pasó a ser más importante que el resto de mi día. Con el tiempo me animé a declararme, por supuesto, antes de saber que estaba casada y con una hija, de eso me enteré el mismo día que lo hice, porque sinceramente, no me fijé en el anillo, con esos ojos ¿quien se fijaría en su mano?

El locutor apoyaba la cabeza en la mesa cubierto en sudor. No encontraba aire, se ahogaba. Raúl seguía hablando.

–La vida es a veces así de caprichosa y el destino quiso que la coincidencia llamara a mi puerta y tu cuñada vino a mi consulta, soy psicólogo, ella me lo contó todo. Un día coincidí con ella en el centro comercial, y cuando vi que tu mujer la acompañaba y me enteré que eran hermanas, todo mi mundo se vino abajo, porque sabía que no podía permitirme no hacer nada, y siendo consciente de ello, he venido aquí a tu casa, le he planteado a tu mujer el juego para hacerte confesar y ella, intrigada, ha aceptado, al fin y al cabo dijo que prefería vivir con el corazón roto a hacerlo en una mentira. Perderé mi trabajo, seré imputado, mi vida se irá al traste y tocaré fondo pero, es exactamente lo que hace el amor, le da la vuelta a las cosas hasta tal punto que ni tú mismo eres consciente de qué haces.

La señal se cortó. 

10 comentarios:

  1. Un relato muy original, Pumu. Bien diseñado y narrado, con diálogos ágiles. Me alegra que sigas publicando en VE.

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    1. Gracias Rafa. Lamentablemente no tengo demasiado tiempo últimamente, no estoy viviendo una buena época y la "economía" no está demasiado buena, pero seguiré colaborando en la medida de lo posible.
      Muchas gracias por la valoración.

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  2. ¡Qué buen relato Pumu! Suspense, intriga, bien desarrollado, con el ritmo adecuado, llevado al límite, entretiene, terminas cada línea con el deseo de devorar la siguiente, puff me parece que no me dejo nada. EXCELENTE. Consigues todo lo que un relato debe ofrecer

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    1. Es un honor que me regales estas palabras, sobre todo viniendo de alguien que escribe tan bien. En esta comunidad todos escribís de manera sublime.
      Es un relato que tenía en mente desde hacía mucho y como la violinista, al fin pude plasmarlo como quería.
      Muchísimas gracias David.
      Muchísimas gracias por esas palabras.

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  3. Me ha gustado mucho, Pumu. Felicidades.

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  4. Pumu, reitero y reafirmo el comentarios de David, EXCELENTE. Por un momento me hizo recordar una película que vi hace algún tiempo: la de la llamada a una cabina, la confesión y todo eso, pero el giro y el final... Fantástico. Un abrazo

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    1. Gracias Reca. Agradezco tus palabras y a la vez me sonrojan, aún no me creo todas las buenas críticas que estoy recibiendo de vosotros y de todas las personas que me leen.
      Es un placer.

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  5. Pumu me ha gustado mucho desde el principio al fin, por cierto un final sorprendente. De acuerdo con todo lo que han dicho los compañeros. Espero volver a leerte.

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    1. Fina, yo espero poder seguir escribiendo para que puedas leerme ;)
      Muchísimas gracias por tu comentario.

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