domingo, 18 de septiembre de 2011

Mañana lo dejo.

- Cari, lo siento, no he podido aguantar ni dos horas, me he fumado 6.

- Yo también he fumado.

No tenéis ni idea de lo que estas cuatro simples palabras han supuesto para mi. Un fumador que quiere dejarlo y no lo consigue, se vuelve egoísta y retorcido, se mortifica con cada fracaso y la misma ansia que le llevó a la total dependencia del tabaco, se convierte en una fuerza destructiva que mina su moral y su autoestima, hasta convertirle en una marioneta de su propio vicio.

Ni un beso, ni un ¿qué tal el día amor mío?, lo único que quería saber cuando Elena ha traspasado la puerta de casa, era si ella, hoy, también había fracasado, porque su fracaso es mi excusa perfecta para seguir fumando.

- Lo tenemos que dejar, he estado echando cuentas y si no lo hacemos por nuestra salud, al menos, hagámoslo por nuestro bolsillo. Nos ahorraremos la friolera de 200 euros al mes cada uno, si lo metemos en el banco, en un año tendremos 4800 euros para hacernos un viajecito, podríamos ir a Cuba y fumar los mismos puros que fuma Fidel.

- Pero, acabo de comprar en el chino dos paquetes de camel.

- Dame uno, mira (reservo dos cigarrillos y el resto los parto por la mitad y los tiro a la papelera)

- ¿Qué coño haces?

- Estos ya no nos van a perjudicar y estos dos, son los últimos que vamos a fumar en nuestras vidas . El otro paquete se lo vamos a meter en el buzón al vecino con un post-it que diga: “que te aprovechen, nosotros lo hemos dejado”.

- Estás como una cabra.

- A grandes males, grandes remedios, estamos los dos en esto y esta vez vamos en serio.

Son las 2 de la mañana, no aguanto más, he recogido los cigarrillos partidos de la papelera, amontono todo el tabaco, separo las boquillas, con las facturas de la luz y el gas me he liado unos cuantos canutos de legionario y me los estoy fumando. Soy patético.

- Cari, necesito un piti, ya.

- No nos queda.

- El vecino está de vacaciones, tienes que recuperar el paquete que le metiste en el buzón.

- ¿Cómo?.

Cinco minutos más tarde estoy en el hall con dos palos de pincho moruno atados con papel de celo y cuarenta y cinco minutos después, acierto a enganchar el chivato del paquete y lo subo hasta que mis dedos pueden cogerlo por la ranura del buzón. El post-it se queda dentro.

- ¿Qué foto te ha tocado?.

- “El piñatas” ¿y a ti?.

- A mi, “el pulmones”, aunque la verdad es que prefiero al “gargantas”. Sería mucho más efectivo subir la cajetilla a 10 euros, como en Francia, verás que pronto dejamos de fumar.

Llevo fumando desde que tenía 15 años, la primera vez que intenté dejarlo, duré 18 meses sin probar un cigarro y engordé 17 kilos, salí casi a kilo por mes. Hoy fumo 30 cigarrillos diarios, he arrastrado a Elena a mi peor vicio, peso 105 kilos, soy incapaz de correr para coger el autobús, toso por costumbre, se me cae el pelo, no gano para post-its, papel de celo y palos de pincho moruno, tengo migrañas y mi piel es de un color entre verde aceituna y blanco fumata, pero os juro que hoy no, porque toca póquer con los colegas y el humo me ayuda a concentrarme, pero mañana, lo dejo.

10 comentarios:

  1. Este relato se lo dedico a Guille y Elena, sin su vicio y su afán por alargar la agonía no hubiese sido posible.

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  2. Sé que es increíble lo que se puede llegar a hacer cuando te entra el mono. Muy bien relatado.

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  3. Que desesperación tienen los pobres.... Antes se deja de comer que de fumar. Está muy bien Fernando

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  4. bueno Fernando, me ha impresionado que una persona que jamás ha fumado pueda narrar esta historia tan bien y encima creando esa desesperación que lejos de parecer disparatada es la pura realidad. Felidicades maestro.

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  5. El póquer, un examen..., de todo se inventa la gente para alargarlo, solo se consigue cuando de verdad se ha tomado la decisión, al menos, eso me ocurrió a mí, y desde luego es una de las mejores cosas que he hecho. Muy bien narrado Fernando.

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  6. El infierno retratado con maestría, si señor. Amigo, esta narración la tendré muy en cuenta en mi vida, no es broma. Gracias!!!

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  7. Muchas gracias a todos y todas. Con este relato pretendo que mi compañero de trabajo Guillermo, se vea retratado en su personaje y se de cuenta de las cosas increibles que ha llegado a hacer por culpa de su adicción al tabaco. Espero que le ayude a dejarlo.

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  8. Estoy de acuerdo con todos, muy bien relatado el infierno de la dependencia.

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  9. Tantas veces la realidad supera a la ficción.

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