lunes, 5 de septiembre de 2011

LAS AMBULANCIAS SIEMPRE LLEGAN TARDE

           Las ambulancias siempre llegan tarde, pensó Juan. Tarde como decir “lo siento” cuando ya todo se ha acabado; como besar unos labios inertes, con el frío de la ausencia de vida en la carne, el no fluir de la sangre a través de los vasos sanguíneos, la imposibilidad de que ese beso sea correspondido; como llorar no aquellas cosas que hemos perdido, sino las que sabemos que jamás podremos conseguir. Por eso cuando  sintió aquella punzada, aquel aguijón que se le clavaba en el pecho de tal forma que le impedía coger aire, supo, con la misma certeza con la que se sabe que un corredor ha llegado a la meta, que iba a morir. A pesar de todo marcó el número y esperó. La noche caía, se echaba encima de la ciudad, la impregnaba con ese tono ceniciento tan propio de los momentos en que uno se despide. La radio seguía en marcha y un cigarro, el último cigarro que Juan fumaría, se consumía solitario entre sus dedos amarillos. La puerta de la casa estaba abierta y Juan esperaba sentado en un taburete, cogiendo las últimas migajas de oxígeno, las sobras, lo que aún le ataba a la vida con ese hilo invisible formado por moléculas cuyos nombres ignoraba y ya nunca podría aprender. El cigarrillo terminó de consumirse entre sus dedos y comenzó a quemarlos, pero la infinita red nerviosa fue incapaz de transmitir la orden, el mensaje por el cual Juan hubiera tirado de forma violenta la colilla, maldiciendo su mala suerte.

            El sonido llegó primero, después las luces y finalmente la ambulancia.

7 comentarios:

  1. Precioso, triste y real. gracias por volver con tus letras Marco.

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  2. Está muy bien pero tendrías que rectificar esos tres gerundios que has usado casi en el final desde "Juan...aprender" Necesita un verbo principal.

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  3. Gracias Malén. La verdad es que tal y como estaba sonaba un poco confusa. Creo que ya está mejor.

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  4. Cómo me has hecho sentir la agonía de lo inevitable. Muy bueno Marco Antonio Torres Mazón.

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  5. De acuerdo con los comentarios anteriores. Me ha gustado mucho, Marco.

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  6. La angustia de la espera a las puertas de la muerte. Bonita historia, tristemente a veces se ciñe a la realidad

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  7. Marco que buen comienzo de relato, las primeras frases son muy sensibles.

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