La esencia de las cosas
Me dobla, me estruja, y me mete en una bolsa de plástico despidiéndose de mí hasta el invierno siguiente. Pero, ¿qué hace ahora? ¡Esto es nuevo! Me ha quitado el aire, no hay espacio y me ha dejado reducido al tamaño de un raquítico sándwich. No puedo respirar, ni tampoco decir palabra. Montse, mi amor, que quiero acariciarte por las noches en tu cama. ¿Por qué me haces esto?
Le dice a su hija que es un gran invento, que así habrá más espacio para todo en los armarios, incluso que lo va usar para hacer la maleta y viajar con Ryan air sin problemas. Y continúa ese ruido atronador, esa máquina infernal que es el aspirador.
Me ahogo, mi relleno de plumas ha quedado reducido a un guiñapo. No puedo más… ¡Socorro, ayuda! ¡Sáquenme de esta prisión! ¡Llamen a la ambulancia!
Malén
Claro Malén, con ese afán tan nuestro de acumular y no saber después donde meterlo, ideamos maneras que bien podrían ser perjudiciales para la salud de nuestros objetos. Algún día terminarán rebelándose.
ResponderEliminarAy si las cosas hablaran..., me ha gustado.
ResponderEliminarOriginal y realista Malén.
ResponderEliminaruff, llevaré cuidado cuando tenga que guardar algo. Muy bien Malen.
ResponderEliminarMuy bueno Malen. Buen pulso narrativo e interesante tema.
ResponderEliminarFelicidades, Mag, esto de llegar la última tiene eso que ya te lo han dicho casi todo, me gusta como estrujas tu imaginación para inventar nuevas historias y este comentario lo hago extensible para todos los miembros de VE.
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