- Que se apaga, que se apaga, busca algo.
Jah Macetas suena en el stereo, los porros de maría pasan de mano en mano, de boca en boca. Pupilas dilatadas, rastas mugrientas, música y color.
- Tú dirás de donde sacamos yesca para prender esto de nuevo.
- Busca por la orilla o entre esas rocas. Las algas secas nos servirán.
Sería genial vivir sin preocuparse. Aprender a hacerlo con lo que la vida les regala, no debe ser nada fácil, ocupar pisos que los propietarios nunca habitan, no tener fortuna, pero ser afortunados por ser los dueños de su propio tiempo, no pagar impuestos, no deber nada a nadie y sobrevivir siempre a un eterno fin de mes. Si os habéis fijado, los perros que conviven con los rastafaris siempre están flacos pero alegres, será por algo.
- ¿Qué es aquello?.
- Parece una botella, cógela.
- Mira, hay algo dentro. Es un papel escrito. Ya lo tengo.
- Dámelo: “Mi nombre es Margarita, mi vida entera reposa en la hoja que introduje en esta botella el 11 de mayo de 1981, quien la encuentre conocerá el secreto mejor guardado de mi familia, algo por lo que los grandes magnates de mi país pagarían la mitad de su fortuna, algo…” Dame el mechero, verás lo bien que prende el papel antiguo.
- Ya te digo, dale caña al fuego y que no se nos vuelva a apagar la hoguera.
Ahora suena “No woman, no cry”, Bob Marley, abrazado a su Gibson, sonríe orgulloso desde su tumba por el legado rastafari que nos dejó, recordando su vida libre, sus cientos de amantes, las infidelidades que tuvo que soportar Rita, su esposa y sobre todo las últimas palabras que dedicó a su hijo Ziggy en su lecho de muerte, vencido al final por un cáncer que empezó en el dedo gordo del pie derecho tras una lesión sufrida jugando al fútbol, un cáncer que jamás quiso tratarse: hijo, el dinero no puede comprar la vida.
Siempre genial, pero esta vez te has superado ¡me ha encantado! ¡enhorabuena!
ResponderEliminarCreía que la de la botella era Juana, no Lucrecia!!
ResponderEliminarNo, no, tampoco era Juana, en realidad no tenía nombre. Juana es la que escribió el micro, pero acaso es ella la que lanzó la botella?... de que era la botella por cierto?... Y si fue Juana la que no solo escribió el micro sino también la nota en la botella lo sabrá realmente o estaba bajo los efectos de la María?
ResponderEliminarIncreible, Fernando, me ha parecido tan cruel....el destino de una botella enviada por alguien que esperará siempre una respuesta, jajajaja. Y el destino del papel se quedó en una fiesta de hippies, jajajaj. Me gusta, si señor.
ResponderEliminarMuy bueno Fernando. No importa quien escribió el mensaje en la botella, sino lo que el mensaje contenía: "el secreto mejor guardado de mi familia, algo por lo que los grandes magnates de mi país...". Creo que fue Kafka quien en el lecho de muerte ordenó destruir toda su obra, quemarla. Bueno, para los protagonistas de este relato mejor sería fumársela. Perfecto Fernando, me gusta mucho!
ResponderEliminarSi, Wis, tú lo has dicho, es un relato muy cruel, demasiado cruel e inmerecido. Y sí que importa el nombre, Marco, porque en un principio era el mío.
ResponderEliminarUff, menuda historia Fernando. lucrecia ni se te ocurra tirar una botella al mar viendo lo visto, mejor nos dejas el secreto en el cajón de tu comoda por si acaso.
ResponderEliminarYo no sé lo mucho que me quieres, fernando, tampoco sé por qué me odias y estoy tan ofuscada que creo que voy a hacer saltar por los aires todo este montaje que era tan agradable.
ResponderEliminarEspero que todo se haya quedado en una broma. No me gustaría que hubiera enfados. Este montaje a mí personalmente me encanta, tuviste una idea genial al crear este rinconcito intelectual.
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