El viento y la arena eran dos hermanos que jugaban a mi alrededor haciendo remolinos mientras caminaba por la playa.
El mar a cada instante se integraba al juego en intervalos compasados.
Una gasa volátil cual pájaro de colores apareció en el aire, bailando, retozando con mil volteretas, hasta que llegó a mi cuello y descubrí que era una chalina.
Detrás de la misma, agitada por la carrera llegaste tú.
¿Que dioses nos habrán señalado, que artilugios del destino condujeron al viento a lograr nuestro encuentro?.
¿Qué alquimista mezcló los elementos para una fórmula efectiva?
¿Qué hadas y magos produjeron la magia para el comienzo de esta relación que lleva 30 años?.
Una preciosa declaración de amor, Alberto.
ResponderEliminarCoincido con Eufrasio. Felicidades
ResponderEliminarMe encantan las metáforas que has utilizado.
ResponderEliminarQue bonito Alberto. muy bien escrito.
ResponderEliminarQué bueno y además breve. Muy bonito.
ResponderEliminarQue Bonitoooo
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