martes, 24 de mayo de 2011

INTRODUCCIÓN A UN RELATO INEXISTENTE

Ha pasado más de una semana y ahí siguen. Les admiro. Me siento a escribir intentando sacar un relato de una estupenda fotografía. Jugamos a darle la vuelta al dicho de vale más una imagen que mil palabras. Aún me cuestiono eso. Mis dedos bailan sobre el teclado con la precisión de la mecánica aprendida (un año de operatoria: 210 pulsaciones por minuto). Suena una canción de Nacho Vegas en la que dice que “en teoría hasta el comunismo funciona: en teoría”. El humo del cigarrillo me recuerda que debo fumar menos. Los gritos de la manifestación me recuerdan las cosas que no hemos hecho, las cosas que no he hecho. Tengo treinta y tres años, soy el cuarto de cinco hermanos, he estudiado Historia en la universidad pero trabajo de contable en una pequeña empresa. Estoy casado desde hace siete años con Ana, aunque juntos estamos desde que teníamos diecisiete años. Hermosa época, aunque también dolorosa y llena de miedos. Les hablo de mí porque sólo yo puedo ser el narrador y el protagonista. Conservo un ejemplar de La madre de Máximo Gorki con un sello en la contraportada del PC. Pertenece a la biblioteca de mi padre y mi padre pertenecía al PC. Mi madre siempre me cuenta cómo en la época de la clandestinidad llamaban a la puerta de una determinada manera para comprobar que eran de los suyos. Vivo en una ciudad donde el cielo se ha vuelto tan azul que tengo que usar gafas de sol a todas horas para proteger mis ojos y mi corazón. No sé qué es mejor. Escribo. A veces creo que la literatura no sirve para nada. Entonces recuerdo el incidente de Miguel de Unamuno con Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca y sonrío. Aplasto el cigarro (o lo que queda de él) en el cenicero. Aplasto mi vida (o lo que queda de ella) en estas líneas. Dicen los posmodernistas que la Historia no existe más allá de una mera construcción literaria. Es posible, aunque también es posible que los posmodernistas no existan más que como una consecuencia de la Historia. Miro la foto y comprendo. No puedo escribir nada más sobre ella sin continuar hablando de mí. Por eso esto no es un relato, sino la introducción a un relato inexistente.

4 comentarios:

  1. Me ha encantado. Intento publicar comentario, imposible, me he pasado por la configuración de comentarios, correcta y guardada. El rítmo es increíblemente ágil. Para mí muy difícil. es toda una técnica. Oraciones simples y puntos. Lluvia de ideas, literatura que plasma todo lo que pasa por el interior de la cabeza. Un diez.

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  2. Parece que ya podemos publicar comentarios. Debe ser una enfermedad corta.

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  3. Muy bien Marco, has cambiado de registro y lo has hecho con gran maestría. Te admiro, pero por dios, explícame qué le pasó a Unamuno con Millán Astray.

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