La hierba, húmeda, pide saciarse con mis restos. Solo ella
desea tener algo conmigo, pero es que ni siquiera me encuentro nutritivo, pues
es tal mi tedio, mi interno llanto y mi decepción con esta vida, que seguro mi
sangre esté emponzoñada, de tan lento fluir. No quiero hacerle esto a la tierna hierba, suave, fresca y habitada. Yo ya no pertenezco a la naturaleza, pues
tanto pensar me desahució de ella. ¿A dónde dar con mi cuerpo? Nunca aspiré a
cadáver, me cuesta imaginarme. Quizá me inmole en ácido. Allá al menos seré uno
con lo nocivo y por fin nada conmigo mismo, despidiéndome del mundo, gramo a
gramo. Adiós, buena hierba, y gracias por arroparme.
No, no puedo; aún no. De no ser por tu tacto realmente lo
haría. Eres consuelo de los poetas.
Yo también, pequeña, yo también.
Santiago Herrero
alasombradelparnaso.blogspot.com.es
No sé por qué me queda ese subrayado blanco bajo el texto, ni cómo solucionarlo. Si alguien sabe que me eche un cable, y agradecido.
ResponderEliminarA ver, tienes que copiar el texto en un documento de word sin formato y luego pasarlo al blog. Te pasa eso porque lo copias desde tu blog, creo. Voy a hacer una prueba de copiarlo yo.
ResponderEliminarLo empecé a escribir en facebook. Igual ha sido eso. ¡Gracias!
ResponderEliminarSantiago, tu texto me parece excelente. Hay poesía en cada palabra y expresión. Gracias por compartir.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Rafa!
ResponderEliminarCierto, muy poético.
ResponderEliminar