Lucrecia, te mando el relato, me he tomado la licencia de dedicártelo, es mi forma de mostrar mi alegria por "conocerte" aunque sea de manera virtual. Besos.
Recorríamos el corazón del leonés BARRIO HÚMEDO. Cautivador. Sus calles conservaban su eterno empedrado que lucía aún más bello gracias al destello plateado que sobre el pintara la reciente llovizna; era nuestra reunión de antiguos alumnos después de muchos años, casi ninguno conservaba el más mínimos rastro de lo que fue.
Marina se había convertido en una cursi insoportable. Rosa era más barbie de lo que todos auguramos un día: detrás de su falda ajustada, su generoso escote y su abundante maquillaje, no había nada; Carlos había conseguido lo que un día parecía imposible: ser aún más pedante; todos exhibíamos móviles de última tecnología y a través de ellos resumíamos la década pasada maquillándola con vistosas fotos, perfectas sonrisas y audaces comentarios.
De pronto alguien preguntó por Lucrecia, ¿dónde se había metido?
Volvimos la vista atrás y allí estaba: pegada al cristal de una antigua librería, para ella más seductora que para Rosa una tienda de ropa; la expresión de su rostro nos llenó de silencio y cierta envidia, exhibía en sus ojos la misma emoción del pasado, ella si era la misma, su pasión por la literatura la había salvado.
¡Qué emoción, Yolanda, me encanta! Yo también quiero ser como la protagonista de tu relato. Muchísimas gracias. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarPerdón por censurar una pequeña parte de la dedicatoria pero aquí no se admiten los modestos.
ResponderEliminarHacer un comentario es fácil. seleccionas el perfil de Google y le das a publicar, luego borro este.
ResponderEliminarQué maravilla Yolanda!!!!
ResponderEliminarMuy chulo, los amigos se van dirigiendo a donde todos veíamos que iban a ir a parar, todos somos jueces de todo menos de lo nuestro. Parecía que iba a ser un relato largo y de un plumazo lo has terminado contando una buena historia.
ResponderEliminarYOLANDA:Muy lindo cuadro de un reencuentro de ex compañeros de escuela, me hubiera gustado mucho conocer a Rosa, jajajaja Lucrecia una genia, coincido.
ResponderEliminar