En este día primaveral la plaza, está espléndida. Algunos de sus caminantes paseando relajados, otros con paso ligero intentando no llegar tarde a su destino. Un Chico sentado en el muro leyendo, empapándose del sol del mediodía. Pero lo que más me llama la atención es la gaviota que tengo a mi lado, me mira cada vez que digo en un suspiro ¡ que bonito día!, no se asusta, intuye que no la voy hacer daño, me estiro cogiendo la barandilla para que entre por mis poros los rayos de sol y me río, porque miro a la gaviota y la veo como estira su cuello y sus patas intentando copiarme.
Recuerdo cuando llegue a esta ciudad llena de grandes propósitos, lo cierto es que las prioridades fueron cambiando según surgían los acontecimientos y al final los grandes propósitos cambiaron, quizás sean más pequeños pero reconozco que más importantes y uno de los más importantes fue conocer a Juan.
Tengo que darme prisa Juan me espera, hoy posiblemente sea uno de los días más felices de nuestras vidas, la doctora nos dará el resultado...¿ seremos tres?.
Voy a la cocina abro la nevera y cojo una de las sardinas que tengo para la cena, se la doy a la gaviota, no se..., me da que me traerá suerte. Alza su vuelo con la sardina en el pico, mira hacia atrás mirándonos como despedida."
Muy lindo Josefina, un bello retrato con hermosos sentimientos. Me gusta.
ResponderEliminarSerán tres pero tras alimentar a la gaviota con una sardina van aser miles.
ResponderEliminarGracias, la verdad no estaba muy inspirada
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