Buenas noches queridos telespectadores, hoy les vamos a contar un suceso acaecido en una pequeña ciudad española, un suceso que nos ha dejado atónitos. Quiénes a estas alturas de Cuarto Milenio, todavía no crean en seres sobrenaturales, después del reportaje que les vamos a ofrecer, no sólo van a creer en ellos, sino que van a empezar a preguntarse si esas experiencias extrañas que a todos nos han pasado alguna vez, no estarán relacionadas, no serán llamadas de auxilio de otra dimensión, una dimensión que cada día se encuentra más cerca de nuestro alcance.
Nuestro equipo se encontraba grabando en Elche, en un caserón situado en el centro histórico de la ciudad, que fue habitado en su día por una familia pudiente del s. XVIII, la familia Jiménez de Castro. De ellos sabemos que eran seguidores de una secta pre cristiana conocida con el nombre de Abramitas, cuya costumbre más tristemente conocida, era la del infanticidio, el primogénito tenía que morir a manos del padre de familia, fuera hombre o mujer. Por lo que hemos podido investigar, la primogénita de esta familia fue Eulalia Jiménez de Castro, una muchacha que murió en circunstancias misteriosas el día 30 de marzo del año 1711, a los 15 años de edad.
Algunos vecinos de la localidad, aterrados, remitieron cartas al programa, explicándonos las extrañas apariciones y sonidos que desde hace unos meses se llevan viendo y escuchando en las inmediaciones del caserón. Hubo una aparición en concreto, que contó con un gran número de testigos, no habríamos dado crédito a lo sucedido, si el único testigo hubiese sido un capador de pollos aficionado a los carajillos y asiduo parroquiano del bar “los rubiales”, pero tras comprobar la verosimilitud del resto de testimonios: el del conductor de un autobús de ruta regular, el de una operaria de limpieza del ayuntamiento y los de un par de vecinos de la zona que no han querido facilitar su identidad por temor a represalias del más allá, hemos enviado a nuestros especialistas, que han estado trabajando durante un mes dentro y fuera de la casa y cuando parecía que nada iba a suceder, en la víspera de la muerte de Eulalia, el 29 de marzo de 2011, sucedió y pudimos ser testigos privilegiados de ello, lo que les vamos a mostrar. Les emitimos el documento al completo, vean y escuchen, pero, esto será tras unos minutos de publicidad que aprovecharemos para poder recobrar el aliento.
Bienvenidos a nuestra nave del misterio.
-Menuda pérdida de tiempo, llevamos aquí 23 días y nada, ni una maldita psicofonía, como lleguemos de manos vacías a Madrid, Iker nos cuelga.
-Yo estoy por hacer un documento gráfico falso como hicimos en Belchite.
-No jodas, aquella vez coló cara al público, pero la Carmen Porter pidió nuestras cabezas.
-Calla, ¿no has oído algo?.
En un abrir y cerrar de ojos, la temperatura baja 12 grados y un gemido emitido en Re menor, hace que el cámara, el reportero y los televidentes de cuarto milenio, se tapen los oídos. En lo alto de las escaleras del caserón, aparece una figura fantasmagórica, se trata de una criatura con formas femeninas, de unos 15 años de edad, vestida rigurosamente de blanco, de brillo espectral. Realiza movimientos suaves, etéreos, como si sus pies no tocaran el suelo. Mira directamente hacia la cámara y comienza a bajar los escalones dejando tras de si un reguero de ectoplasma.
-Joder, viene hacia aquí.
-Sigue grabando, por dios Felipe, sigue grabando.
Es evidente el nerviosismo del cámara en la toma que nos ofrece, se puede escuchar la respiración agitada del reportero, la imagen que aparece en la pantalla te deja sin aliento, la presencia espectral coge uno de los micrófonos apostados en los laterales del cámara, mira con sus ojos vacíos de vida alguna al centro del objetivo y dice:
-Os lo he dicho mil veces, yo nunca le robé nada a Don Enrique Florian, ¿para qué querría 30 euros un fantasma?. La muerte es un estado de quietud y soledad, os ruego que me dejéis tranquila la eternidad que me reste.
Dicho esto, Eulalia se difumina, la temperatura vuelve a subir, los corazones sosiegan su latido y en el suelo, donde ahora enfoca el cámara, en el lugar donde hacía unos instantes flotaba el fantasma de Eulalia, sólo queda una visera azul descolorida en la que se puede leer: “Rius, capador de aves de corral”.
Jajaja..., muy bueno y misterioso, aún no entiendo por qué no se quedaba en la página de Valencia escribe.
ResponderEliminarPorque no le habían pagado los royalties, supongo.
ResponderEliminaray Fernando, estaba segura que tú pondrías el toque final de la SAGA DE LA MARQUESINA, muy muy bueno. un besito compañero.
ResponderEliminarCaray con los pollos, las viseras y demás, han dado de sí, eh, esto de los relatos en cadena da mucho juego; es divertido. Fernando, como siempre, lo que más me gusta de tus relatos son lo diálogos.
ResponderEliminarPues esta vez amiga Yolanda no hubo a penas diálogo.
ResponderEliminarBueno, has dado el cologón a la historia del borracho y la fantasma. Muy buena. Y el final con la gorra, bordado.
ResponderEliminarSigo pensando que donde estará tu poesía. Y que esta semana algún fantasma cibernético ha jugado con nuestros textos.
Guau!!!! El final inesperado de Cuarto Milenio!!! Otra semana q te quedas sin crítica por mi parte. Me ha gustado, me he reido y se me ha hecho corto!!!
ResponderEliminarSr. Lozano, Fantástica la labor de investigación.
ResponderEliminarGracias a todos por leerme. Wis, la poesía está publicada donde corresponde. Lara, Iker Jimenez se apellida como Eulalia y me lo ha puesto a huevo y Luis, ayer vi la película "el segundo nombre" y me dió la idea de los Abramitas. Pero esta claro que tu has sido el detonante de las risas y relatos de esta semana. Enhorabuena.
ResponderEliminares un relato divertido, ameno y en mi opinion esta bien escrito. Ese realismo fantastico le ha ido que ni pintado a esta historia.
ResponderEliminar