- O se lo dices tu o se lo digo yo.
- Pero mujer, ya lo hemos hablado, tenemos que darle tiempo.
- ¿Tiempo?, te recuerdo que Fermín es fruto de nuestra primera huevada, acabamos de despedir a los poyuelos de la sexta y me dices que le demos más tiempo.
- Es un caso especial, mira que pose, qué equilibrio, oteando el horizonte, con el semblante serio, se me erizan las plumas del cogote. Ha salido al abuelo.
- Pero si es un inútil, cuando sus hermanos volaban, el todavía no sabía decir ni pío.
- Es una gaviota de pocos graznidos.
- Es un vago español, maldita la hora en que me convenciste para dejar las costas de Escocia y venir a Galicia, decías que aquí los peces saltarían del mar a nuestra boca, en el mar del Norte nadábamos en la abundancia, podíamos elegir el bocado más selecto del arenque y tirar el resto, además, allí las gaviotas abandonan el nido sin a penas saber volar.
- Si claro y luego las ves mendigando en los estercoleros, ebrias en cualquier pub y muertas en los tendidos eléctricos. En Galicia no se está tan mal, sino, porque crees que existe la morriña y todos los gallegos quieren volver a casa. Nuestro Fermín es listo, sólo espera el momento idóneo, con la crisis de la anchoa, no me extraña que no quiera abandonar el hogar que le vio nacer, el hogar que fue testigo de sus primeros pasos.
- Pero si sus patitas jamás han tocado la arena de la playa, si no sabe mecerse con las olas en la pleamar, ignora el arte de jugar con las corrientes de aire desde los acantilados y sería incapaz de seguir a los barcos que por las tardes regresan a puerto, para comer los deshechos que arrojan por la borda los marineros.
- Sabe más de lo que te imaginas, esa mirada inteligente…
- Mira, basta de tonterías o se lo dices ya, o aprovecho las próximas bajas presiones para desaparecer de tu vida.
- Mamá, me estaba preguntando: ¿cómo era eso de volar, primero un ala y luego la otra, o las dos juntas al mismo tiempo?.
Genial, Fernando, me encanta, solo alguna faltilla de ortografía me ha parecido ver, voy a repasar:
ResponderEliminarMira qué pose, si no (separado. En fin, pequeñeces muy fáciles de corregir.Felicidades
Muy buena parábola, de alguna juventud de hoy. Me gusta tu historia Fernando.
ResponderEliminar¡Es la vida de las gaviotas o de la España en general? je, je, je. Bueno bueno el simil y gracioso. Me has hecho sonreír a pesar de la crisis.
ResponderEliminarGracias Lucrecia por corregirme. Es increible lo que tardamos los españoles en abandonar el nido. Me incluyo en esta crítica. Pobres papí y mami.
ResponderEliminarDivertido y tan de actualidad!!! Enhorabuena, ne sigues sorprendiendo cada semana!!!
ResponderEliminarFernando ¡lo tuyo es el diálogo!, me ha encantado ¡felicidades!
ResponderEliminar¿Se puede votar? jeje, un diez de los altos, lo has bordado amigo Fernando. Otro beso para ti.
ResponderEliminarUn relato original, ya pensé que era yo la gaviota, la diferencia que en vez de una cria tengo tres. Les tendre que enseñar este relato a ver si lo pillan, je je je
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