-¿Por qué, abuela, llenas la casa de velitas encendidas?
-Porque es la noche de todos los santos y el espíritu de tu abuelo y de tus bisabuelos y de todos nuestros antepasados vendrán esta noche a visitarnos y hemos de dejar luz para que no se tropiecen en la oscuridad.
-¿Y la botella de aguardiente y los vasos y la fuente de mantecados?
-Tu abuelo siempre tenía sed y no creo que la muerte se la haya aplacado y los dulces son para darles la bienvenida.
-¿Y los veremos? Vamos a quedarnos aquí a esperarlos.
-No, cariño, ellos pueden vernos a nosotras y a eso vienen, a interesarse por cómo nos van las cosas. Pero nosotras no podemos verlos a ellos. Solo en sueños, yo lo veo a él y a mi madre, a la que no conocí en vida porque murió a la semana de alumbrarme.
-¿Y cómo los ves, abuela?
-A mi madre la veo hermosa, radiante, vestida de blanco y con una sonrisa tierna. Me abre sus brazos maternales y yo me duermo cobijada en ellos. Y a él, a tu abuelo, lo veo vestido de novio, joven y enamorado, libre de los estragos del tiempo.
-Yo también quiero verlos.
-Es fácil. Duérmete, mi niña, temprano y piensa en ellos. Entrarán en tu alcoba y te besarán dulcemente las mejillas y te protegerán de todo mal hasta el año que viene…-dijo la abuela al tiempo que Alicia cerraba los ojos y caía en un plácido sueño.
Muy hermoso y conmovedor Lucrecia, pero permitime correjirte, aunque quizás meto la pata, pero ¿no tienes muchas comas en el tercer renglón empezando por abajo?
ResponderEliminarNo sé, Fina, las oraciones se separan con comas y los vocativos (mi niña) también, pero a lo peor me equivoco.
ResponderEliminarUn enfoque tierno y diferente para la figura de los fantasmas, el ambiente familiar, es además, el entorno ideal. Hermoso.
ResponderEliminarlucrecia me ha gustado mucho, porque esta historia tan linda me la contaba mi abuela que en paz descanse todas los noches de todos los santos, me decia que le tenía que hacer un sitio en mi cama para que un alma durmiese ese día conmigo, desde entonces no tengo miedo a los espiritus, bueno depende de que espiritus claro esta. Me ha recordado mucho a mi abuela. Un beso
ResponderEliminarCoincido con Yolanda, un enfoque diferente al que estamos acostumbrados con los fantasmas, familiar, tierno,sin miedos y lleno de afecto por los que iniciaron el último viaje antes que nosotros.
ResponderEliminarEste no da miedo, es ternura, amor, todo el relato. Y yo me pregunto: ¿se levantará Alicia a descubrir si la visitan los espíritus?
ResponderEliminarA lo mejor se levanta y descubre a su abuela dando buena cuenta de los mantecados y del aguardiente mientras las lágrimas resbalan por sus mejillas y piensa: "definitivamente a estos mayores no hay quién los entienda".
ResponderEliminarQué arte tienes Lucrecia, si alguna vez procreo, utilizaré tu historia para engañar al miedo.
ResponderEliminarLucrecia, pobre niña, trastornada para toda su vida pensando que su abuela está loquísima, ahora si que me has dado miedo...
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