¿Me está mirando?, no, no creo, ¿qué puede haber en mí que despierte su interés?, tal vez el destello plateado de mi silla de ruedas la ha deslumbrado y por eso mira hacia aquí. ¿Qué más da?, es sólo una gaviota, una entre tantas que alborotan al lado del mar; no posee la elegancia del albatros, ni la majestuosidad del águila, hasta una paloma la supera en importancia, al menos ellas son portadoras del mensaje de la paz.
Sigue observándome, su mirada inquisitiva me traspasa; parece comprender mi dolor, ¿quién sabe? tal vez se ha dado cuenta que la envidio: ella puede volar y yo ni siquiera puedo caminar…, cambiaría mi pesada silla por su baranda, desde ella debe verse el mundo pequeño, los problemas lejanos y la libertad tan cercana...
Seguro que pronto se irá: entregadas sus alas al viento; yo también la miro, mientras su ojo izquierdo se fija en los míos algo se remueve en mi memoria…
¡Ya sé! era el libro preferido en mi adolescencia, ¡lo releí tantas veces!, estaba lleno de magia…, se me antoja que mi gaviota voló desde sus páginas hasta aquí, para curar con el bálsamo de su mensaje, mi alma herida.
Enternecedor, Yolanda, hermoso. Una pega:Yo pondría "se ha dado cuente de que la envidio".
ResponderEliminar¿Cúal era ese libro, Yolanda?.
ResponderEliminarEs bonito. Me gusta mucho la frase "...desde ella debe verse el mundo pequeño,los problemas lejanos y la libertad tan cercana...".
ResponderEliminarFernando, el libro era JUAN SALVADOR GAVIOTA, de Richard Bach, búscalo, puede leerse a cualquier edad, te gustará.
ResponderEliminarLucrecia tienes razón ahí se me fue el dedo.
Pensé en poner en el texto el título del libro, pero en alguna parte he leido que en los "micros" el titulo se convierte en parte del contenido, y como además es un libro tan conocido, no lo puse, pero tal vez hubiera quedado mejor si lo incluyo...
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