martes, 21 de abril de 2015
Homenaje
La inspiración llegó de improviso, en plena crisis de dolor.
El escritor de cuentos tomaba notas apresuradamente en el primer folleto publicitario que encontró en la consulta.
A su izquierda, detrás de una puerta, una suave voz anunció su nombre.
Cómodamente instalado en el sillón, su mente navegó por mundos extraños.
Decidido a ignorar la realidad, cerró los ojos. En un instante se quedó dormido.
Cuando despertó, la dentista todavía estaba allí.
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Me gusta ese final!!
ResponderEliminarMuy bueno, Pepe.
ResponderEliminarBuen final!!
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