martes, 14 de abril de 2015
EL ELECTRICISTA.-
-Valerio, ya ha vuelto a saltar el fusible. Esto no puede seguir así. Hemos de llamar a un electricista.
-Está bien, Elsa. Hoy mismo se lo encargaré a mi secretaria, no te preocupes.
A las doce de la mañana de ese mismo día llaman a la puerta. La propia señora de Lazarov, acude a abrir. En el umbral, un joven veinteañero, con esa barba de tres días que tanto gustan ahora y una sonrisa tímida, como de corderito degollado.
-Buenos días, soy Hugo, el electricista. Me han dicho que tiene un problema con los fusibles.
-Buenos días, joven. Efectivamente, están saltando continuamente y me tienen de los nervios. A ver si es usted capaz de solucionarlo.
-Pues vamos a verlo. Aunque le advierto que soy bastante novato en esto, y mi jefe me ha enviado para echar un vistazo y luego informarle. El cuadro eléctrico está abajo ?
La señora le precede bajando por la escalera. Cuando ya está en los últimos peldaños, tropieza y cae, desmayada, al suelo del sótano.
-Señora, señora, se encuentra bien ?
Como no responde, y recordando unas prácticas de primeros auxilios que realizó en el Instituto, Hugo se inclina y se dispone a hacerle un boca a boca.
La señora se recupera del golpe, pero vuelve a quedar inconsciente al ver a aquel guaperas inclinado sobre ella, con toda la intención de besarla apasionadamente en la boca.
En ese momento, Don Valerio Lazarov entra en la casa. Llama a su esposa y advierte que la puerta del sótano está abierta. Mira hacia abajo y descubre a su señora y al joven en tan comprometida situación.
-Valerio, esto no es lo que parece, dice ella, al tiempo que suben la escalera. He tenido un desvanecimiento y este joven electricista tan amable me estaba reanimando.
Ya en la cocina, la señora bebe un vaso de agua. V.L. entabla conversación con Hugo. Este le cuenta que su actual empleo no le convence en absoluto, que su verdadera vocación es la interpretación y está estudiando para ello.
-Tampoco es que sea un intelectual, pero sí soy un gran amante del mundo del cine y del teatro. Ojalá encontrara a alguien que me diera una oportunidad.
V.L. le dice que precisamente esos días están haciendo un casting para una nueva serie de TV sobre unos jóvenes que todavía van al Instituto, se llamará “Al salir de clase”.
Al día siguiente, Hugo Silva se presentó al casting con la tarjeta de visita del jefe de la cadena. Naturalmente, hubo un papel protagonista para él. El resto es historia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Será ésta la verdadera historia de cómo Hugo Silva se hizo actor ? La escena del boca a boca, aunque dentro del tópico de la señora y el butanero, creo que siempre da buen resultado.
ResponderEliminarMe llama la atención el uso de los tiempos verbales, da la impresión de guión cinematográfico, sobretodo en la acción que transcurre en el sótano. Buena idea recrear los azarosos comienzos de tan utópicas profesiones.
ResponderEliminarYo no creo que sea la típica historia de la señora y el butanero, de hecho pienso que es bastante inesperada
ResponderEliminar