Oían la voz de su buena amiga y se lanzaban a la pista como auténticas posesas. Se liberaban de sus prejuicios e iniciaban su atávica danza cual si de tres sacerdotisas se trataran. Olvidaban quiénes eran y dónde se hallaban, incluso sus propias vidas, para soñar durante unos minutos que quizá a ellas también les salpicara la suerte de la fama y lograran alcanzar sus sueños.
Para Eva, fan incondicional de Aretha.
Muy bueno, Malén. Aretha, una de mis diosas.
ResponderEliminarLas entiendo perfectamente, en mi juventud teníamos el mismo impulso pero con Nina Simone.
ResponderEliminarMuy bien, Maga, vete preparando que en julio nos lanzamos a la pista.
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