martes, 18 de junio de 2013

DICEN

            Dicen que lleva mucho tiempo sin pasar por Valencia, casi tanto que es posible que haya olvidado el camino. Dicen que apenas escribe, y que cuando lo hace no puede parar de hablar de todo lo que hay bajo su piel, como si fuera incapaz de aventurarse a conocer algo situado más allá de sus párpados. Dicen, por tanto, que comete todos y cada uno de los errores atribuibles a la juventud: exceso del yo o cierta tendencia al nudismo emocional. Dicen, sin embargo, que una niña movió ciertos ejes, resortes y parámetros de su vida; no podía ser de otra manera. Dicen que heredó de su padre algunos buenos libros y la lealtad a los viejos amigos. Dicen que se enamoró de un verso de Martínez Mesanza que reza así: “Yo he visto el túmulo de un dios en Creta: creedme, su tamaño era el de un hombre.” Dicen que, a veces, sueña que vive con su familia en un rancho de Montana y que es mormón y que ve atardecer sentado en una mecedora y que fuma en pipa. Y, finalmente, algunos incluso llegan a decir que gusta de escribir crónicas de combates de boxeo mientras toma un baño. Esto último es, lógicamente, una mera habladuría.

5 comentarios:

  1. Que digan, que digan... y que escriba en Montana, en Torrevieja o en la bañera, pero que jamás se olvide de pasar por aquí. Un placer leerte!!

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  2. Lo mismo digo, Marco Antonio, un placer. Dicen que nunca olvidó Valencia y que, de tanto en tanto, volvía a compartir un rato con unas viejas amigas que el azar, juguetón, le regaló. Un abrazo.

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  3. Precioso todo lo que dicen. ¡Bienvenido! Te sienta bien salir de excursión por Valencia...

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  4. Me ha gustado el cierre, nos dirige al principio de las divagaciones, dejando en el aire un interrogante sobre lo que hay de verdad en todo lo que se dice.
    Buen recurso poner en bocas anónimas la realidad o, hasta cierto punto lo que puede haber de ella.

    Un abrazo.

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  5. Me sumo a lo anterior dicho Marco. Los niños mueven resortes y recuerdos escondidos. Encantadora historia.

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