Platón,
Platón… levanta la cabeza y azota a los políticos corruptos, échalos del templo
de la Verdad y del Bien. Instaura esa “meritocracia” tuya tan alejada de la
amigocracia de hoy día. Y dime, sabio, ¿cuál es nuestra función en la sociedad?
¿cuál es la mía? ¿Soy cómplice del sistema porque sigo como si todo lo que
ocurre fuera normal? Me levanto temprano, voy al trabajo, explico la corrupción
en la Grecia antigua, cobro mi, cada vez más, exiguo salario… Bebí en las
fuentes de la Filosofía pero mi camino nunca fue el político. Tú decías que
solo los filósofos serían capaces de gobernar con justicia. Pero yo caí en el
escepticismo y con él en la parálisis. Creer, creer en algo pero en qué… Sufro
y lloro este terrible desastre, veo sufrir y llorar a mis conciudadanos. Me
siento naufraga en mi vaso de agua. ¡Ah, Platón, Platón… Tú, que eres la
Verdad, rescátanos de este mundo de miserias!
Muy bueno, Lu!! Aprovechemos esta racha y no paremos de escribir...
ResponderEliminarEstupendo!! Me ha gustado mucho, si Platón levantase la cabeza...
ResponderEliminarPues si la filósofa no lo sabe, las demás... Invoca a Platón o a dios bendito, sacúdete la apatía y dale a tus relatos filosóficos que te salen bordados. Un abrazo.
ResponderEliminarFilosóficos didácticos!!
EliminarQué alegría volver a leerte, Lu. Y además con un texto filosófico-reivindicativo. Me encanta. Espero que que éste sea el preludio de tu regreso.
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