El día en que la caravana decidió no
arrancar más, se quedaron en aquel lugar para siempre. Habían llevado una
vida nómada cruzando estados y pueblos de costa a costa, sin parar jamás.
Vivían de la guitarra de él y de la voz de ella, conciertos para animar los
locales a cambio de comida y unos pocos dólares. Pareja en la vida artística y
en la realidad. Espíritus libres que habían recorrido más kilómetros de los que
sus huesos podían recordar. Los ideales de la generación beat habían sido los suyos. Ahora, en la recta final, definitivamente merecían
un descanso y con el sedentarismo -pensaban- se iniciaba el tránsito hacia una nueva vida.
Un relato imaginativo y muy bien escrito, Malén. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy bueno como siempre, Maga.
ResponderEliminarUna pareja bien avenida!! Buen micro, Malén.
ResponderEliminarEstupendo, una hermosa pareja.
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