Mi muy incierto futuro:
Sentado bajo la sombra del ayer, te
escribo desde el umbral del mañana. El mañana, esa jornada desconocida que las
personas intuimos cómo se desarrollará, pero que suele asombrarnos con algún
incidente imprevisible, feliz a veces aunque adverso con frecuencia.
Querido porvenir, soy consciente de
que no puedo pedirte nada porque nada eres excepto un sueño que se va tornando
tangible a medida que pasan los segundos, los minutos, los días, para
desaparecer otra vez convertido en pasado detrás de cada uno de esos espacios
de tiempo. Eres el corredor inalcanzable, el remoto e intocable horizonte. Y
perdona si tal vez equivocadamente sostengo que, excluyendo la muerte, no
existen destinos garantizados, posterioridades inalterables, aunque demasiado a
menudo la cotidiana realidad intente convencerme de lo contrario. Pero como,
repito, hoy no existes, me permitirás que conjeturando con la completa
inseguridad de que me leas y la indudable certeza de que nos esperas, eleve una
plegaria de paz y justicia no por mí, sino por los míos.
Ojalá te pudiéramos revivir, futuro,
como hacemos torpemente con el ayer, pero suena imposible volver a experimentar
lo ignorado, percibir de nuevo lo nunca sentido. Ojalá te pudiésemos reparar,
futuro, como desmañadamente intentamos con el pasado, mas nadie puede
recomponer lo que aún no se ha descompuesto. Inquilinos del presente, jamás
seremos dueños de tus sorpresas, sino víctimas de las mismas, lo cual nos
obliga a confiar en ti a ciegas al tiempo que tu próxima llegada nos sobrecoge
hasta los tuétanos.
Me
despido después de estas necias reflexiones, mi amado y preocupante futuro, advirtiéndote
que ya he comenzado tu persecución. Es innecesario que te asegure que al final coincidiremos;
y el día del encuentro, que absurdamente será también el de la despedida, ambos
nos fundiremos en un abrazo eterno, porque el maldito reloj se habrá detenido
para siempre.
Inquietante carta a ese futuro incierto. Buen micro.
ResponderEliminarUna historia muy filosófica, dile a tu prota que no se devane los sesos que el futuro está en sus manos.
ResponderEliminarDeliciosamente bien escrita esa carta al futuro incierto. Un placer leerte.
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