O.G. (1919-1999) |
Tengo asumido que soy un perdedor. Ya empecé a olerme algo cuando perdí el cordón umbilical nada más nacer; de niño, los dientes; de joven, la virginidad; al poco tiempo, al amor de mi vida; luego a los abuelos y algún que otro familiar cercano; después fui perdiendo autobuses, aviones y algún que otro tren de esos que pasan sólo una vez; el pelo, la vista, los dientes otra vez –incluso una vez perdí un gato- así hasta que pierda la memoria o la vida; aunque a mí parecer la vida no se pierde sino que te la arrebatan.
De joven no entendía esa obsesión que tienen los estadounidenses de no ser considerados unos perdedores. Aún ahora que tengo una situación económica desahogada sigo sin entenderlos, pero no puedo evitar pensar que soy un perdedor porque... he perdido tantas cosas en esta vida.
Me quito el sombrero. ¡Buena reflexión! Y ese humor que tanto me place.
ResponderEliminarBien hecho, amigo mío.
Muy bueno Eu, en tu línea, como siempre
ResponderEliminarGenial, mil veces genial!!!
ResponderEliminarMuy bueno. Me encanta el estilo. Sí, señor.
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