-¡Te dije dos días! –vociferó.
-Te prometo, Jack, que mañana lo tendrás –respondió Harry.
A una señal, el gorila que lo sujetaba le asestó un golpe en la boca del estómago y lo dejó sin respiración. Sintió náuseas.
-¡Deshazte de él! –rugió con desprecio.
-¡No, Jack, espera! –gritó.- Puedo arreglarlo.
Una lluvia de puñetazos le cayó encima.
Entonces, la puerta se abrió de par en par. Sin tiempo para reaccionar, el gorila se vio encañonado por uno de los dos matones que irrumpieron en el ático; el otro, se ocupó de Jack. En la confusión, Harry reptó por la sala hasta la terraza. Su mente procesó los acontecimientos a la misma velocidad que el paisaje cambia desde la ventana de un tren.
El disparo atronó. Corrió. Corrió hasta la cornisa y saltó. Quedó, de una sola mano, suspendido en el aire. Abajo, el vacío. Arriba, la muerte.
Un terrible dilema! Estupenda historia!!
ResponderEliminarMuy bueno, Geli. ¿Qué ocurrirá al final? Ahí queda para cada uno...
ResponderEliminarBuen relato Geli, me has dejado con la miel en los labios pensando ¿ que ocurrirá al final?
ResponderEliminarTu fantasía te desborda, Julieta. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuy conseguido el relato, Geli. Parece parte de un trhiller.
ResponderEliminarDe acuerdo con Amparo, parece parte de una historia más amplia. En cuanto al final, es lo que le permite ser un micro muy bien terminado.
ResponderEliminarEs verdad,el encanto está en el si/no final.
ResponderEliminarTambién yo quede con ganas de leer más
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