Grité tu nombre a las estrellas
y sólo me respondió el silencio.
Te perseguí en los ojos blancos de la
luna,
en los agujeros negros de la noche,
en el rostro de cera de los muertos,
en las vidrieras de las catedrales,
en el aullido lúgubre del viento,
en la tristeza azul de las olas del mar
Silencio, silencio, sólo encontré
silencio.
Náufrago de la luz, ciego de ti,
perseguí el faro que alumbra las almas,
el rayo de sol de la sabiduría,
el camino que lleva al paraíso,
el misterio inexplicable del ser.
Silencio, silencio, sólo encontré
silencio.
Fatigado, desnudo, solo y viejo,
prisionero en la barca de la vida,
ya no elevo mi grito hasta los cielos.
Sé que sólo hay vacío y muerte
cuando se apagan las estrellas
Silencio, silencio, silencio,
nada más que silencio,
Buen poema, Vicente!!!
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