El jurado fue unánime: Inocente.
Los asistentes al juicio se
arremolinaban a su paso para darle la enhorabuena. Incondicionales que le
apoyaron desde el principio. Él, ignorando a la multitud, se dirigió hacia su
esposa e hijo que esperaban una sentencia favorable, pues sabían que la
acusación había sido un montaje urdido por su jefe.
Al llegar junto a ellos, se
abrazó a su mujer, bajo la atenta mirada del pequeño, pensando que ya nada
volvería a ser como antes. Aunque había recuperado la libertad, su fe en las
personas había sido condenada a cadena perpetua.
Muy bueno, Marisa. Estás imparable!!
ResponderEliminarGracias Amparo.
ResponderEliminarDe acuerdo con Amparo. Sigue, Marisa, sigue!!!
ResponderEliminarBuen relato y muy buena frase final. Enhorabuena Marisa
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